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probadas y usadas por millones de personas, con éxito, en todo el mundo;
para el remedio de síntomas como la depresión, el estrés, la ansiedad.
Dolores musculares y óseos. Problemas respiratorios y alergias.
domingo, 24 de febrero de 2013
Armonia Mente-Cuerpo
Para conseguir la mayor conciencia, nuestros dos aspectos, derecho e izquierdo, mente y cuerpo, deben mantenerse en comunicación regular. Escuchando su interior, teniendo conciencia de sus procesos corporales, sus ciclos, su verdadera naturaleza, se mantendrá el crecimiento y la salud. Si uno se vuelve demasiado activo, demasiado absorbido por algo que uno mismo ha creado, demasiado resistente a dejarlo a su aire, entonces la naturaleza interior, que se interesa por el crecimiento del ser en cuanto que parte de la evolución de nuestra especie, tratará de comunicarse para hacerse consciente. Si la conciencia está demasiado ocupada, o la mente activa no es capaz de relajarse, la información nueva y vital no puede transmitirse y buscará caminos alternativos para esa comunicación. Esa expresión pasará de unos niveles sutiles a otros más groseros: por ejemplo, de los sueños, visiones y experiencias de la vida a los niveles mentales y emocionales, y luego a los físicos. El estado físico reconocerá finalmente las necesidades del cuerpo, por no funcionar adecuadamente, y atender a su reparación.
El conflicto que crea la enfermedad viene dado por el deseo de cambio de la naturaleza interna frente a la resistencia del cuerpo. Lo que se manifiesta en los niveles más groseros es una enfermedad o síntoma específicos que se hallan particularmente relacionados con el mensaje que trata de comunicar, y ese mensaje está contenido en la enfermedad: la comprensión y el mensaje se liberan cuando la enfermedad se despliega. Si se suprime esa información con tensiones, o se enmascaran los síntomas con medicamentos, esa energía irá profundizando en el cuerpo y será cada vez más difícil liberarla. Si uno se relaciona con el proceso de enfermedad con una actitud de batalla, los mensajes para el crecimiento potencial serán reprimidos, y al poco tiempo se tendrán en el cuerpo puntos de creciente tensión o dolor, al tiempo que se desarrollan enfermedades más graves o crónicas. La única posibilidad de un bienestar continuado estriba en permanecer abiertos e integrar esas experiencias conforme van sucediendo. A largo plazo, la aproximación “expresiva” en lugar de la “represiva” proporcionará una mejor salud. La enfermedad puede ser un vehículo de la mejora de la comunicación personal, capaz de facilitar la propia evolución.
La mecánica del cuerpo/cerebro no se diferencia mucho de una computadora, que tiene determinados datos, un lugar de recepción de la información nueva y un lugar activo donde se realiza el programa: no es posible programar nueva información hasta que la computadora está en modo de descanso. Lo mismo puede decirse del cerebro: mientras está pensando activamente no puede recibir nueva información interna o externa. Para recibirla tiene que detenerse un momento y escuchar.
Se debe ayudar a crear esa fluencia. Si uno se sale de su camino habitual y permite que se produzca, el cuerpo se equilibrará a sí mismo. Este secreto puede servir para mantener la salud y prevenir la enfermedad. De cuando en cuando hay que detenerse y reevaluar la situación, para luego seguir hacia delante. Relaja a diario el cuerpo y la mente. Escucha, contempla tu interior. No tengas miedo, pues todos los cambios son positivos; es solo tu actitud la que puede interponerse.
Este ser interior es el ser instintivo e intuitivo que ve y siente las cosas antes de que sucedan. Si se está sintonizado con el ser más profundo, se está con la naturaleza; ésta parece reflejar también la conciencia de los hombres y da mensajes de acuerdo a ello. “Los desastres de la naturaleza”, como las crisis personales, sirven de ayuda para la conciencia y la reevaluación. Parece ser que la crisis, lo mismo que la vanidad, son las dos preocupaciones principales que estimulan a la gente a realizar una acción positiva destinada a mejorar.
Cada uno de nosotros somos verdaderamente nuestro doctor principal, con la naturaleza como guía tenemos en nuestro interior el conocimiento curativo que necesitamos. Aprender a contactar con la capacidad curativa existente en nuestro interior y utilizar ese conocimiento en la vida diaria es el buen camino para una mejor salud y un mayor bienestar.
¡Gocemos de esta experiencia a la que llamamos vida!
El conflicto que crea la enfermedad viene dado por el deseo de cambio de la naturaleza interna frente a la resistencia del cuerpo. Lo que se manifiesta en los niveles más groseros es una enfermedad o síntoma específicos que se hallan particularmente relacionados con el mensaje que trata de comunicar, y ese mensaje está contenido en la enfermedad: la comprensión y el mensaje se liberan cuando la enfermedad se despliega. Si se suprime esa información con tensiones, o se enmascaran los síntomas con medicamentos, esa energía irá profundizando en el cuerpo y será cada vez más difícil liberarla. Si uno se relaciona con el proceso de enfermedad con una actitud de batalla, los mensajes para el crecimiento potencial serán reprimidos, y al poco tiempo se tendrán en el cuerpo puntos de creciente tensión o dolor, al tiempo que se desarrollan enfermedades más graves o crónicas. La única posibilidad de un bienestar continuado estriba en permanecer abiertos e integrar esas experiencias conforme van sucediendo. A largo plazo, la aproximación “expresiva” en lugar de la “represiva” proporcionará una mejor salud. La enfermedad puede ser un vehículo de la mejora de la comunicación personal, capaz de facilitar la propia evolución.
La mecánica del cuerpo/cerebro no se diferencia mucho de una computadora, que tiene determinados datos, un lugar de recepción de la información nueva y un lugar activo donde se realiza el programa: no es posible programar nueva información hasta que la computadora está en modo de descanso. Lo mismo puede decirse del cerebro: mientras está pensando activamente no puede recibir nueva información interna o externa. Para recibirla tiene que detenerse un momento y escuchar.
Se debe ayudar a crear esa fluencia. Si uno se sale de su camino habitual y permite que se produzca, el cuerpo se equilibrará a sí mismo. Este secreto puede servir para mantener la salud y prevenir la enfermedad. De cuando en cuando hay que detenerse y reevaluar la situación, para luego seguir hacia delante. Relaja a diario el cuerpo y la mente. Escucha, contempla tu interior. No tengas miedo, pues todos los cambios son positivos; es solo tu actitud la que puede interponerse.
Este ser interior es el ser instintivo e intuitivo que ve y siente las cosas antes de que sucedan. Si se está sintonizado con el ser más profundo, se está con la naturaleza; ésta parece reflejar también la conciencia de los hombres y da mensajes de acuerdo a ello. “Los desastres de la naturaleza”, como las crisis personales, sirven de ayuda para la conciencia y la reevaluación. Parece ser que la crisis, lo mismo que la vanidad, son las dos preocupaciones principales que estimulan a la gente a realizar una acción positiva destinada a mejorar.
Cada uno de nosotros somos verdaderamente nuestro doctor principal, con la naturaleza como guía tenemos en nuestro interior el conocimiento curativo que necesitamos. Aprender a contactar con la capacidad curativa existente en nuestro interior y utilizar ese conocimiento en la vida diaria es el buen camino para una mejor salud y un mayor bienestar.
¡Gocemos de esta experiencia a la que llamamos vida!
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