Las expansiones y las contracciones diarias de los océanos durante las mareas son como el ciclo respiratorio de la Tierra.
La luna es Yin, el principio receptivo, femenino y oscuro, relativo al subconsciente: lo escondido y las emociones. El agua tiene esas mismas características. El estado del agua en el cuerpo puede reflejar el estado de las emociones. Como el planeta, nosotros también podemos tener sequías e inundaciones, charcas estancadas y corrientes de agua fresca.
Según la Medicina Tradicional China, los individuos con deficiente energía del agua pueden tener dificultades para relajarse o descansar, y una incapacidad de reflexionar claramente.
Un elemento agua equilibrado permite la fluidez, la capacidad de descansar y de nutrirse a uno mismo y a los otros, de guiar la percepción y la reflexión, y de expresar los sentimientos, como el amor. Las cualidades de la compasión, el entendimiento y la respuesta a las necesidades y sentimientos de los demás se consideran a menudo como manifestaciones de los aspectos femenino y maternal, y son también características del elemento agua.
Yin y Yang
La Unicicidad del Universo tiene dos aspectos que pueden considerarse como dualidades, como polaridades o incluso como conflictos. Son las dos fuerzas primarias: el yang, que trata del invierno y el agua son las partes más yin de los ciclos.
La mayor parte de las cosas existen como una combinación del yin y el yang, más que como uno y otro puro.
Algunos aspectos de yin son: frío, húmedo, receptivo, profundo y hacia adentro. El yin se relaciona con la Tierra y con la forma; el yang, con el Cielo y la energía, y es caliente, seco, activo, ligero, superficial y hacia afuera.
Estas dos fuerzas las vemos en alternativos flujos y reflujos en la naturaleza y dentro de nosotros durante todo el tiempo, en los ciclos mensuales solar-lunares, en el día y la noche y, ciertamente, en cada momento; y en nuestra respiración y en los latidos del corazón. El corazón se contrae, se vacía, se relaja y se llena de nuevo. Los ciclos del yin y del yang son como los latidos del Universo.
Nuestra conciencia sigue el mismo esquema al cambio. La conciencia activa; que se expande y se relaciona con las cosas que hay en nuestro exterior, se considera yang; retirarse hacia adentro, escuchar y ser receptivo, es yin. Hay un constante equilibrio entre los dos. El día se hace noche, la noche se hace día, luz y oscuridad. El amanecer y el ocaso son los momentos del día en que el yin y el yang están equilibrados. Cada día nos levantamos con la luz, desplegándonos lentamente desde el estado de sueño, nos expandimos y vamos a trabajar, a la actividad y la luz del sol; entretanto, el yang es dominante; más tarde experimentamos el yin cuando regresamos a casa buscando apoyo, nutrición, relajación, sueño y el juego con las realidades interiores.
De modo similar, en cada ciclo lunar el Sol (el principio masculino, activo, y luminoso) y la Luna (el principio femenino, receptivo, y oscuro) pasan por muchas relaciones. También experimentamos internamente este cambio cíclico. Durante el periodo de la luna nueva (cuando el Sol y la Luna están en el cielo en el mismo grado relativo con respecto a la Tierra), con sus noches más oscuras, nuestra experiencia es más yin, interesada por necesidades interiores, por la creatividad y por mirar hacia el siguiente ciclo.
En la luna llena, cuando nuestro satélite refleja la luz del Sol por la noche (el Sol y la Luna tienen en el cielo una separación relativa de 180° con respecto a la Tierra), nuestra experiencia es más yang, a menudo con noches brillantes y activas, fiestas y menos necesidad de sueño.
Las cuatro estaciones son también un ciclo yin/yang; la luz del día domina durante un tiempo, y luego vuelven las noches más largas. El verano es la estación más yang, con días largos y mucha actividad bajo el sol; en el otoño va creciendo el yin, hasta el solsticio de invierno. Luego empieza a crecer el yang hasta que la noche y el día se igualan en el equinoccio primaveral; y de nuevo predomina la energía yang a través del verano. Incluso aunque algunos climas puedan ser más calientes o más fríos, o tengan cambios climáticos menos definidos, debemos entender que el ciclo luz/oscuridad es la relación importante para la diferenciación de las estaciones.
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