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viernes, 27 de diciembre de 2024

Un Comienzo en el Proceso de Recordarse a Uno Mismo

El primer paso para recordarte a ti mismo, consiste en darte cuenta de que no eres un cuerpo. En nuestro sueño de ser un cuerpo, hemos olvidado que debe haber algo más que nos dice que somos y que tenemos un cuerpo. Ese “algo más” es la conciencia de ser.
Cuando empiezas a darte cuenta de que eres más que un cuerpo, toda la conciencia se expande, explorando nuevos horizontes de percepción.

La conciencia se descubre a sí misma y se manifiesta en todo su poder creativo, a través de la mente, experimentando con todo aquello que puede llegar a percibir. Pero, la mente no es autónoma. Lo que le da el Poder a la mente es la misma Fuente Creadora de la conciencia. La mente utiliza ese Poder manifestando mundos semejantes a los que conoce y a los que trata de dar forma. Eso lleva a la mente a perder su identidad, ya que su identidad es sin forma. Para dar forma utiliza una manifestación (el cuerpo), mediante el cual experimenta el mundo de formas que se le presenta delante. La mente ama al cuerpo. Tratar de ampliar los límites de la percepción es un auténtico desafío.

Un principio fundamental a tener presente es el hecho de no-identificación con el cuerpo. La no-identificación con el cuerpo implica ir soltando las barreras y los límites que tenemos para tratar de defenderlo. El cuerpo es neutro y está dirigido por la mente. El cuerpo siempre manifiesta las creencias fundamentales de la personalidad, lo que crees ser, tu identidad. Ahora que sabemos esto, sería el momento de dejar de preocuparnos por el cuerpo y su destino, para enfocar nuestra atención donde realmente está ocurriendo todo: la mente.

El primer paso en este proceso sería aquietar la mente. La mente se encuentra absorta ante el mundo de posibilidades desplegado ante ella y por toda la experiencia percibida a través de los sentidos del cuerpo, a los cuales les ha dado el mismo poder que ella misma tiene: fabricar formas que inevitablemente pasarán.

Ahora bien, la conciencia nunca encuentra la felicidad con los “objetos” que fabrica, por tanto sigue construyendo más en un afán de encontrar la felicidad anhelada. Este es un sueño de la conciencia que ha olvidado quien es.
Mediante el acto de “darse cuenta”, conseguimos entrar en los dominios de la conciencia, los cuales son nuestros propios dominios, y alinearlos con la realidad.

El manejo de la percepción ocurre de forma natural y espontánea cuando comprendes que eres sin forma. La conciencia perdurará sólo en el contexto de identificación con la Fuente Creadora, hasta conseguir abarcar la totalidad que es su destino.
La conciencia tiene que despertar de su sueño. El sueño es creer que todo empieza y acaba aquí, que no hay salida. Si tú crees eso, manifestarás eso. Ese es el poder de la conciencia que crea sólo con el deseo de la mente, al igual que la Fuente Creadora.
Este mundo es tan real o tan falso como tu conciencia quiere que sea. Y esto ocurre con cualquier cosa que se manifieste en tu mundo. Según sea el valor que tú le des a algo, te afectará de una manera u otra. En esto no hay diferencias.
Un cambio en la percepción ocurre cuando consideras todo como acontecimientos que se experimentan jugando. Dentro del contexto del juego, la mente permite cometer errores o no hacerlo “bien”. Esta forma de percepción nos da la oportunidad de intentar de nuevo, como cuando éramos niños y nos caíamos continuamente en nuestro intento de echar a andar para caminar erguidos.

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