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probadas y usadas por millones de personas, con éxito, en todo el mundo;
para el remedio de síntomas como la depresión, el estrés, la ansiedad.
Dolores musculares y óseos. Problemas respiratorios y alergias.
sábado, 9 de enero de 2016
La Sonrisa Interior
La Sonrisa Interior es un poderoso ejercicio de autocuración que puedes realizar cada día o cada vez que quieras recuperar tu bienestar general.
Siéntate en una silla, coloca recta la columna vertebral y cierra los ojos.
Concéntrate en tu respiración, hasta que se haga calmada y rítmica.
Siente como toda tu capacidad respiratoria sube y baja con cada respiración completa y va calentándose gradualmente.
Sonríe a tu ombligo y a tu abdomen. Cuando realices la exhalación desplaza tu conciencia hasta la vejiga. Sonríe al interior de la vejiga.
Visualiza ahí un color azul o imagina agua azul brillante.
Deja que tu conciencia permanezca en la vejiga durante tres o cuatro respiraciones.
En la siguiente exhalación muévete hasta el hígado.
Concéntrate en la parte derecha de tu cuerpo. Sonríe a tu hígado.
Visualiza el color verde o imagina un bosque de madera fresca y natural.
Inhala esa tonalidad verde hacia el hígado durante tres o cuatro respiraciones completas.
Permite, ahora, que tu conciencia se mueva hasta tu corazón.
Siente el fuego del amor arder dentro de tu corazón.
Imagina un brillante color rojo.
Permanece en tu corazón entre tres y cuatro respiraciones.
Siente y ve el intenso color rojo. Respira y sonríe en tu interior.
Desliza tu conciencia hasta el estómago, el páncreas y el bazo.
Concéntrate en la parte izquierda de tu cuerpo.
Imagina un Sol amarillo en esta zona.
Siente aquí el tenue calor de la tierra.
Inhala el color amarillo.
Sonríe dentro de estos órganos.
Desplaza tu conciencia a los pulmones, que están conectados al elemento metal.
Inhala la luz plateada en cada célula al mismo tiempo que sonríes en tu interior.
Siente como tus pulmones se expanden y se enfrían.
Deja que tu conciencia baje hasta tus rodillas.
Sonríe dentro de tus rodillas y visualiza agua clara y burbujeante.
Siente como el agua rodea agradablemente las rodillas.
Repite este ciclo varias veces: vejiga, hígado, corazón, estómago, pulmones y rodillas.
Cuando termines traslada tu conciencia hasta el ombligo, lugar donde se quedará almacenada la energía.
Siéntate en una silla, coloca recta la columna vertebral y cierra los ojos.
Concéntrate en tu respiración, hasta que se haga calmada y rítmica.
Siente como toda tu capacidad respiratoria sube y baja con cada respiración completa y va calentándose gradualmente.
Sonríe a tu ombligo y a tu abdomen. Cuando realices la exhalación desplaza tu conciencia hasta la vejiga. Sonríe al interior de la vejiga.
Visualiza ahí un color azul o imagina agua azul brillante.
Deja que tu conciencia permanezca en la vejiga durante tres o cuatro respiraciones.
En la siguiente exhalación muévete hasta el hígado.
Concéntrate en la parte derecha de tu cuerpo. Sonríe a tu hígado.
Visualiza el color verde o imagina un bosque de madera fresca y natural.
Inhala esa tonalidad verde hacia el hígado durante tres o cuatro respiraciones completas.
Permite, ahora, que tu conciencia se mueva hasta tu corazón.
Siente el fuego del amor arder dentro de tu corazón.
Imagina un brillante color rojo.
Permanece en tu corazón entre tres y cuatro respiraciones.
Siente y ve el intenso color rojo. Respira y sonríe en tu interior.
Desliza tu conciencia hasta el estómago, el páncreas y el bazo.
Concéntrate en la parte izquierda de tu cuerpo.
Imagina un Sol amarillo en esta zona.
Siente aquí el tenue calor de la tierra.
Inhala el color amarillo.
Sonríe dentro de estos órganos.
Desplaza tu conciencia a los pulmones, que están conectados al elemento metal.
Inhala la luz plateada en cada célula al mismo tiempo que sonríes en tu interior.
Siente como tus pulmones se expanden y se enfrían.
Deja que tu conciencia baje hasta tus rodillas.
Sonríe dentro de tus rodillas y visualiza agua clara y burbujeante.
Siente como el agua rodea agradablemente las rodillas.
Repite este ciclo varias veces: vejiga, hígado, corazón, estómago, pulmones y rodillas.
Cuando termines traslada tu conciencia hasta el ombligo, lugar donde se quedará almacenada la energía.
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