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viernes, 3 de enero de 2014

Enfermedades Reumatologicas

Las enfermedades reumatológicas son aquellas que afectan al aparato locomotor: articulaciones y tejidos blandos que las rodean, así como al tejido conectivo.
La principal manifestación de estas patologías ocurre en las estructuras propias del aparato locomotor: huesos, músculos, ligamentos y cartílagos, aunque por su implicación con el tejido conectivo pueden también afectar a la práctica totalidad de los órganos.

Existen más de 250 enfermedades reumáticas. Aunque a nivel popular se suele hablar de forma general como “reuma”, lo cierto es que cada uno tiene un diagnóstico, unos síntomas y un tratamiento distintos.
Aunque a nivel popular puede pensarse que las enfermedades reumáticas son propias de la tercera edad, la realidad es que pueden afectar a la población de todas las edades, aunque es cierto, que las patologías degenerativas como la artrosis son propias de individuos mayores.
A nivel económico y social, hay que decir que las enfermedades reumáticas son el motivo de consulta de entre un 10 y un 15% de las visitas de Atención Primaria y alrededor de un 10% de las urgencias hospitalarias. Causa un importante número de incapacidades laborales, lo que supone un coste económico importante para el sistema de salud, concretamente, unos 600 millones de euros al año por la artritis reumatoide y unos 500 millones por la artrosis, incluyendo en esta cifra, los gastos derivados de tratamiento, atención y absentismo laboral.
La American Rheumatism Asosciation (actualmente American College of Rheumatology), estableció en 1983 una clasificación de estas patologías, distribuyéndolas en 10 grandes grupos.
1. Enfermedades difusas del tejido conjuntivo
a) Artritis reumatoide
b) Artritis juvenil
c) Lupus eritematoso
2. Artritis asociadas con espondilitis
a) Espondilitis anquilosante
b) Artritis psoriásica
3. Osteoartritis
a) Artrosis
4. Síndromes reumáticos asociados con agentes infecciosos
5. Enfermedades metabólicas
a. Gota
6. Neoplasias
7. Alteraciones neurovasculares
8. Alteraciones de hueso y cartílago
a) Osteoporosis
9. Trastornos extrarticulares
10. Alteraciones misceláneas asociadas con manifestaciones articulares

Cada una de estas entidades tiene, como decíamos antes, unas características diferentes tanto en cuanto a fisiopatología, manifestaciones y pronóstico como por supuesto en cuanto a tratamiento, por lo que no se pueden establecer pautas generales para todas ellas, sino para cada una en particular.
La creencia generalizada de que “las enfermedades reumáticas se agravan con el frío”, tiene parte de verdad. Es cierto que no en todas sucede, pero sí parece que ocurre en las más comunes: la artrosis y la artritis reumatoides. Según un estudio realizado por el Instituto Poal de Reumatología de Barcelona y la Unidad de Salud Articular de Bioibérica Farma, parece que, efectivamente las variaciones en la presión atmosférica y en la temperatura, afectan a los pacientes con estas dos patologías. Sin embargo, también esta afectación es diferente en ambos casos, mientras que los pacientes con artrosis se ven más afectados por la bajada de la presión atmosférica, en los pacientes con artritis reumatoidea, el dolor aumenta cuando hay una bajada de las temperaturas. Es decir, que cuando una persona con artrosis dice aquello de “va a llover porque me duelen las articulaciones” probablemente será cierto, mientras que una persona con artritis va a notar más la llegada del frío que la llegada de la lluvia.
En cualquier caso, el cambio climatológico afecta tan sólo a las manifestaciones de la enfermedad, no produce un agravamiento de ésta, pero sí es cierto que en invierno aumentan las consultas por estas patologías y los pacientes demandan un tratamiento para su sintomatología.

Analicemos ahora síntomas, fisiopatología y papel de la oligoterapia en estas dos enfermedades reumáticas: artrosis y artritis reumatoide.

Artrosis
Es un trastorno que afecta sobre todo al cartílago articular y al hueso subyacente aunque acaba afectando también a los tejidos blandos vecinos.
La artrosis es la forma más frecuente de todos los trastornos articulares. Comienza de forma asintomática entre la 2ª y la 3ª décadas de la vida y es universal a los 70 años. Afecta por igual a hombres y a mujeres, aunque se inicia antes en los hombres.
La artrosis se encuentra en todos los climas y en todos los vertebrados.

La artrosis puede clasificarse en dos tipos:
- Primaria o idiopática: Incluye las articulaciones periféricas, especialmente las interfalángicas distales y proximales, la primera articulación carpometacarpiana, la columna cervical y lumbar, la 1ª metatarsofalángica, las caderas, las rodillas, los discos intervertebrales y las articulaciones vertebrales.
- Secundaria: Se produce por anomalías articulares congénitas, enfermedades infecciosas, metabólicas, endocrinas... y afecta a la articulación implicada.

En cualquier caso la lesión comienza por una alteración en el condrocito que induce un sobrecrecimiento óseo, esto hace que cambien las propiedades físicas del hueso, aumenta su rigidez y se producen microtraumatismos que producen un callo de fractura que aumenta aún más la rigidez del hueso. Con el curso de la enfermedad, cartílago y hueso acaban por deteriorarse y se produce la destrucción de la articulación.
Las manifestaciones tienen un inicio insidioso y gradual. El dolor es el primer síntoma que se suele agravar con el ejercicio y como ya se ha explicado, con los cambios de tiempo (bajas presiones atmosféricas). Hay rigidez matutina que mejora con el movimiento. Según progresa la enfermedad hay una disminución de la movilidad de la articulación afectada y pueden aparecer contracturas en flexión, dolor a la presión y crujidos. Finalmente hay un aumento de tamaño de la articulación por fenómenos inflamatorios. Puede haber también deformidades y subluxaciones por pérdida de volumen del cartílago.

En el tratamiento de estos pacientes es muy importante el equilibrio entre el reposo para hidratar el cartílago (4-6 horas/día) y el ejercicio moderado para mantener un buen grado de movilidad. Deben evitarse las sillas y camas excesivamente blandas.
Además de los tratamientos convencionales habituales, la oligoterapia, puede ser de ayuda en estos pacientes.
A la hora de establecer el tratamiento, hay que distinguir entre el tratamiento de fondo, que va a mejorar la respuesta de los tejidos afectados y va a enlentecer el curso de la enfermedad y las fases inflamatorias, en las que el paciente tendrá un empeoramiento de la sintomatología (por ejemplo en los días previos a una época de lluvia).

Tratamiento de fondo:
Azufre (S) : 1 ampolla a media mañana durante al menos 6 meses. El azufre estabiliza el tejido conjuntivo (base del cartílago y del hueso) y por lo tanto aumenta la resistencia de las articulaciones ante la degeneración.
Magnesio (Mg): 1 ampolla al día a media tarde L-X-V 6 meses. Controla los síntomas relacionados con la compresión radicular.
Potasio (K): 1 ampolla en ayunas M-J-S 6 meses. Para disminuir el edema articular.
Durante el empeoramiento sintomático, predominan los fenómenos inflamatorios, por lo que se suspenderá el tratamiento de fondo para sustituirlo por el siguiente tratamiento agudo:
Manganeso-Cobre (Mn-Cu) : 1 ampolla al día en ayunas M-J-S
Cobre (Cu): 2-3 ampollas al día de 10 a 15 días.
Tanto la asociación Manganeso-Cobre como el Cobre, actúan directamente sobre la inflamación.
Potasio (K): 1 ampolla al día L-X-V al acostarse. Para disminuir el edema articular.
Magnesio(Mg): 1 ampolla al día M-J-S al acostarse. Mejora la sensación de dolor y mantiene el equilibrio mineral.

Una vez controlada la fase inflamatoria, se vuelve a instaurar el tratamiento de fondo hasta completar al menos 6 meses de tratamiento. Pasado este tiempo se pueden ir haciendo periodos de descanso alternados con periodos de tratamiento.

Artritis Reumatoide

Es un síndrome crónico caracterizado por una inflamación inespecífica, generalmente simétrica de las articulaciones periféricas, que pueden dar lugar a la destrucción progresiva de las estructuras articulares y periarticulares, y también puede presentar manifestaciones generales.
Hay una proliferación de las células de la membrana sinovial lo que produce una hipertrofia de ésta. Es también frecuente la aparición de vasculitis en distintos órganos.
El comienzo puede ser brusco, con inflamación simultánea en diversas articulaciones o con mayor frecuencia, insidioso, con afectación articular progresiva.
Es típica la afección simétrica de las pequeñas articulaciones de la mano, pies, muñecas, codos y tobillos. Es muy característica la aparición de rigidez superior a 30 minutos de duración al levantarse por la mañana o tras una inactividad prolongada.
Las deformidades pueden desarrollarse rápidamente, en especial las contracturas en flexión. Es típica la desviación cubital de los dedos.
La evolución de la enfermedad es en brotes, cada uno de los cuales empeora generalmente la situación de base. En el cuidado de estos pacientes, es importante el reposo durante las fases inflamatorias y una dieta adecuada: los alimentos ricos en ácidos grasos omega 3 pueden ayudar a disminuir el cuadro inflamatorio.
En las intercrisis es importante el ejercicio moderado para evitar las contracturas musculares. Además de estas medidas y de la medicación convencional, la oligoterapia también puede ser de ayuda en estos pacientes.

Tratamiento de fondo:
Manganeso-Cobre (Mn-Cu): 1 ampolla al día en ayunas 6 meses. Como oligoelemento base del síndrome hiporreactivo al que corresponde esta patología.


Tratamiento de las crisis:
Manganeso-Cobre (Mn-Cu):1 ampolla al día en ayunas 6 meses.
Cobre (Cu): 1 a 3 ampollas al día durante la crisis.
Tanto Manganeso-Cobre como Cobre actúan como antinflamatorios.
Magnesio (Mg). 1 ampolla al día al acostarse 6 meses. Para disminuir el dolor de origen nervioso.

Una vez superada la crisis inflamatoria se vuelve al tratamiento de base, pudiéndose hacer periodos de descanso y periodos de tratamiento según la respuesta del paciente.

La oligoterapia utiliza como vía de administración la sublingual, porque al tratarse de cantidades de principio activo muy pequeñas, debe administrarse a través de una vía muy directa.
Es muy importante recordar que los oligoelementos tienen también una acción favorable aplicándolos de forma tópica. La piel es un tejido poroso que permite que el oligoelemento penetre hasta alcanzar el interior de la célula.
Hay que destacar que el oligoelemento debe presentarse combinado con ácido glucónico o, si su carga negativa no lo permite, en la sal más biodisponible para que traspase la capa tisular y por supuesto en cristal porque es el mejor conservante del producto. De lo contrario no se asegura su eficacia.
La aplicación tópica debe combinarse con la sublingual siempre que se considere necesario.

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