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martes, 30 de noviembre de 2010
Practicas de Chamanismo - Los Pinches Tiranos
La importancia personal es nuestro peor enemigo. Aquello que nos debilita es sentirnos ofendidos por los hechos y criticas de nuestros semejantes. Nuestra importancia personal requiere que pasemos la mayor parte de nuestra vida ofendidos por algo o con alguien.
Se deben llevar a cabo todos los esfuerzos posibles para erradicar la importancia personal, ya que sin importancia personal somos invulnerables. La carga de la importancia personal es un verdadero estorbo. Los actos de darse cuenta son siempre personales y la importancia personal no puede tratarse con delicadeza.
La importancia personal no es algo sencillo e ingenuo. Por una parte es el núcleo de todo lo que tiene valor en nosotros, y por otra, es el núcleo de toda nuestra podredumbre. Deshacerse de la importancia personal requiere de una obra maestra de estrategia. Los chamanes de todas las épocas han conferido las más altas alabanzas a quienes lo han logrado.
Para poder seguir en el camino del conocimiento uno tiene que ser muy imaginativo. Todo está oscuro en el camino del conocimiento y la claridad cuesta muchísimo trabajo y muchísima imaginación.
Los chamanes hacen inventarios estratégicos. Hacen listas de sus actividades y sus intereses, y luego deciden cuáles de ellos pueden cambiarse para, de ese modo, dar un descanso a su gasto de energía. El inventario estratégico de los chamanes sólo abarca patrones de comportamiento que no son esenciales para nuestra supervivencia y nuestro bienestar.
En los inventarios estratégicos de los chamanes, la importancia personal figura como la actividad que consume la mayor cantidad de energía, y por eso se esfuerzan en erradicarla. Una de las primeras ocupaciones de los chamanes es liberar esa energía para enfrentarse con ella a lo desconocido. La acción de recanalizar esa energía es la impecabilidad.
La estrategia más efectiva consiste en seis elementos que tienen influencia recíproca. Cinco de ellos se llaman los atributos del ser guerrero: control, disciplina, refrenamiento, la habilidad de escoger el momento oportuno y el intento. Estos cinco elementos pertenecen al mundo privado del guerrero que lucha por perder la importancia personal. El sexto elemento, que es quizás el más importante de todos, pertenece al mundo exterior y se llama pinche tirano.
Un pinche tirano es un torturador. Alguien que tiene el poder de acabar con un guerrero, o alguien que simplemente le hace la vida imposible. Los chamanes hicieron clasificaciones para denominar, lo que según ellos, eran las diferentes clases de tiranos que un guerrero puede encontrarse en su camino. Encabezaron la clasificación con la fuente primaria de energía, el único y supremo monarca en el universo, y le llamaron simplemente el tirano. Naturalmente, encontraron que los demás déspotas y autoritarios quedaban infinitamente por debajo de la categoría de tirano. Comparados con la fuente de todo, los hombres más temibles son bufones y, por lo tanto, se les clasificaron como pinches tiranos.
La segunda categoría consiste en algo menor y lo llamaron los pinches tiranitos; personas que hostigan e infligen injurias, pero sin causar de hecho la muerte de nadie. A la tercera categoría le llamaron los repinches tiranitos o los pinches tiranitos chiquitos, y en ella pusieron a las personas que sólo son exasperantes y molestas a más no poder. La categoría de los pinches tiranitos fue dividida en cuatro más. Una, compuesta por aquellos que atormentan con brutalidad y violencia. Otra, por aquellos que lo hacen creando insoportable aprensión. Otra, por aquellos que oprimen con tristeza. Y la última, por esos que atormentan haciendo enfurecer.
Una vez puesta en juego la estrategia de un guerrero es muy eficaz e ingeniosa la técnica de usar un pinche tirano, porque no sólo se elimina la importancia personal, sino porque también le prepara para entender que la impecabilidad es lo único que cuenta en el camino del conocimiento.
La estrategia es una maniobra en la cual el pinche tirano es como la cúspide de una montaña y los atributos de ser guerrero son como enredaderas que trepan hasta la cima. Generalmente sólo se usan los primeros cuatro atributos. El quinto, el intento, se reserva para la última confrontación. El intento pertenece a otra esfera, la esfera de lo desconocido. Los otros cuatro pertenecen a lo conocido, exactamente donde se encuentran aposentados los pinches tiranos. De hecho, lo que convierte a los seres humanos en pinches tiranos es precisamente el obsesivo manejo de lo conocido.
Cuatro atributos es todo lo que se necesita para tratar con los peores pinches tiranos. El guerrero que se topa con un pinche tirano es un guerrero afortunado y si no tienen la suerte de encontrar a uno en su camino, tienen que salir a buscarlo.
Uno de los grandes logros de los guerreros de la época colonial, fue el esquema al que llamaron la progresión de tres vueltas. Los chamanes, al entender la naturaleza de hombre, llegaron a la conclusión innegable de que si uno se las puede ver con los pinches tiranos, uno ciertamente puede enfrentarse a lo desconocido sin peligro y, luego incluso, uno puede sobrevivir a la presencia de lo que no se puede conocer.
La reacción del hombre común y corriente es pensar que debería invertirse ese orden. Es natural creer que un guerrero que puede enfrentar lo desconocido, puede, por cierto, hacer cara a cualquier pinche tirano, pero no es así. Lo que destruyó a los soberbios chamanes de la antigüedad fue esa suposición. Ahora sabemos que nada puede templar tan bien el espíritu de un guerrero como el tratar con personas imposibles en posiciones de poder. Sólo bajo esas circunstancias pueden los chamanes adquirir la sobriedad y la serenidad necesarias para ponerse frente a lo que no se puede conocer.
Hay cuatro pasos en el camino del conocimiento. El primero es el paso que dan los seres humanos comunes y corrientes al convertirse en aprendices. Al momento que los aprendices cambian sus ideas acerca de sí mismos y acerca del mundo que les rodea, dan el segundo paso y se convierten en guerreros, es decir, en seres capaces de la máxima disciplina y control sobre sí mismos. El tercer paso, que dan los guerreros, después de adquirir refinamientos y la habilidad de escoger el momento oportuno, es convertirse en hombres de conocimiento. Cuando los hombres de conocimiento aprenden a ver, han dado el cuarto paso y se han convertido en videntes.
La idea de usar un pinche tirano no es sólo para perfeccionar el espíritu, sino también para la felicidad y el gozo del guerrero. El error de cualquier persona que se enfrenta a un pinche tirano es no tener una estrategia en la que apoyarse; el defecto fatal es tomar demasiado en serio los sentimientos propios, así como las acciones de los pinches tiranos. Un guerrero, por otra parte, no sólo tiene una estrategia bien pensada, sino que está también libre de la importancia personal. Lo que acaba con su importancia personal es haber comprendido que la realidad es una interpretación que hacemos.
Se puede derrotar a los pinches tiranos usando solamente la convicción de que los pinches tiranos se toman mortalmente en serio, mientras que un guerrero no.
El afinar el espíritu cuando alguien lo aguijonea se llama control. Reunir la información necesaria sobre la fortaleza y las debilidades de un pinche tirano mientras te golpean, se llama disciplina. El perfecto pinche tirano no tiene ninguna característica redentora. El refrenamiento es esperar con paciencia, sin prisas, sin angustia, es una sencilla y gozosa retención del pago que tiene que llegar. El gran regocijo de un guerrero es saber que está esperando y que sabe qué es lo que espera.
La estrategia incluye acosar sistemáticamente al pinche tirano escudándose tras un orden superior. La habilidad de escoger el momento oportuno es una cualidad abstracta que pone en libertad todo lo que estaba retenido. Control, disciplina y refrenamiento son como un dique tras el cual todo está estancado. La habilidad de escoger el momento oportuno es la compuerta del dique. Refrenamiento significa retener con el espíritu algo que el guerrero sabe que justamente debe cumplirse. No significa que el guerrero ande por ahí pensando en hacerle mal a alguien, o planeando como vengarse y saldar cuentas. El refrenamiento es algo independiente. Mientras el guerrero tenga control, disciplina y la habilidad de escoger el momento oportuno, el refrenamiento asegura que recibirá su completo merecido quienquiera que se lo haya ganado.
Susurros del Nagual
Se deben llevar a cabo todos los esfuerzos posibles para erradicar la importancia personal, ya que sin importancia personal somos invulnerables. La carga de la importancia personal es un verdadero estorbo. Los actos de darse cuenta son siempre personales y la importancia personal no puede tratarse con delicadeza.
La importancia personal no es algo sencillo e ingenuo. Por una parte es el núcleo de todo lo que tiene valor en nosotros, y por otra, es el núcleo de toda nuestra podredumbre. Deshacerse de la importancia personal requiere de una obra maestra de estrategia. Los chamanes de todas las épocas han conferido las más altas alabanzas a quienes lo han logrado.
Para poder seguir en el camino del conocimiento uno tiene que ser muy imaginativo. Todo está oscuro en el camino del conocimiento y la claridad cuesta muchísimo trabajo y muchísima imaginación.
Los chamanes hacen inventarios estratégicos. Hacen listas de sus actividades y sus intereses, y luego deciden cuáles de ellos pueden cambiarse para, de ese modo, dar un descanso a su gasto de energía. El inventario estratégico de los chamanes sólo abarca patrones de comportamiento que no son esenciales para nuestra supervivencia y nuestro bienestar.
En los inventarios estratégicos de los chamanes, la importancia personal figura como la actividad que consume la mayor cantidad de energía, y por eso se esfuerzan en erradicarla. Una de las primeras ocupaciones de los chamanes es liberar esa energía para enfrentarse con ella a lo desconocido. La acción de recanalizar esa energía es la impecabilidad.
La estrategia más efectiva consiste en seis elementos que tienen influencia recíproca. Cinco de ellos se llaman los atributos del ser guerrero: control, disciplina, refrenamiento, la habilidad de escoger el momento oportuno y el intento. Estos cinco elementos pertenecen al mundo privado del guerrero que lucha por perder la importancia personal. El sexto elemento, que es quizás el más importante de todos, pertenece al mundo exterior y se llama pinche tirano.
Un pinche tirano es un torturador. Alguien que tiene el poder de acabar con un guerrero, o alguien que simplemente le hace la vida imposible. Los chamanes hicieron clasificaciones para denominar, lo que según ellos, eran las diferentes clases de tiranos que un guerrero puede encontrarse en su camino. Encabezaron la clasificación con la fuente primaria de energía, el único y supremo monarca en el universo, y le llamaron simplemente el tirano. Naturalmente, encontraron que los demás déspotas y autoritarios quedaban infinitamente por debajo de la categoría de tirano. Comparados con la fuente de todo, los hombres más temibles son bufones y, por lo tanto, se les clasificaron como pinches tiranos.
La segunda categoría consiste en algo menor y lo llamaron los pinches tiranitos; personas que hostigan e infligen injurias, pero sin causar de hecho la muerte de nadie. A la tercera categoría le llamaron los repinches tiranitos o los pinches tiranitos chiquitos, y en ella pusieron a las personas que sólo son exasperantes y molestas a más no poder. La categoría de los pinches tiranitos fue dividida en cuatro más. Una, compuesta por aquellos que atormentan con brutalidad y violencia. Otra, por aquellos que lo hacen creando insoportable aprensión. Otra, por aquellos que oprimen con tristeza. Y la última, por esos que atormentan haciendo enfurecer.
Una vez puesta en juego la estrategia de un guerrero es muy eficaz e ingeniosa la técnica de usar un pinche tirano, porque no sólo se elimina la importancia personal, sino porque también le prepara para entender que la impecabilidad es lo único que cuenta en el camino del conocimiento.
La estrategia es una maniobra en la cual el pinche tirano es como la cúspide de una montaña y los atributos de ser guerrero son como enredaderas que trepan hasta la cima. Generalmente sólo se usan los primeros cuatro atributos. El quinto, el intento, se reserva para la última confrontación. El intento pertenece a otra esfera, la esfera de lo desconocido. Los otros cuatro pertenecen a lo conocido, exactamente donde se encuentran aposentados los pinches tiranos. De hecho, lo que convierte a los seres humanos en pinches tiranos es precisamente el obsesivo manejo de lo conocido.
Cuatro atributos es todo lo que se necesita para tratar con los peores pinches tiranos. El guerrero que se topa con un pinche tirano es un guerrero afortunado y si no tienen la suerte de encontrar a uno en su camino, tienen que salir a buscarlo.
Uno de los grandes logros de los guerreros de la época colonial, fue el esquema al que llamaron la progresión de tres vueltas. Los chamanes, al entender la naturaleza de hombre, llegaron a la conclusión innegable de que si uno se las puede ver con los pinches tiranos, uno ciertamente puede enfrentarse a lo desconocido sin peligro y, luego incluso, uno puede sobrevivir a la presencia de lo que no se puede conocer.
La reacción del hombre común y corriente es pensar que debería invertirse ese orden. Es natural creer que un guerrero que puede enfrentar lo desconocido, puede, por cierto, hacer cara a cualquier pinche tirano, pero no es así. Lo que destruyó a los soberbios chamanes de la antigüedad fue esa suposición. Ahora sabemos que nada puede templar tan bien el espíritu de un guerrero como el tratar con personas imposibles en posiciones de poder. Sólo bajo esas circunstancias pueden los chamanes adquirir la sobriedad y la serenidad necesarias para ponerse frente a lo que no se puede conocer.
Hay cuatro pasos en el camino del conocimiento. El primero es el paso que dan los seres humanos comunes y corrientes al convertirse en aprendices. Al momento que los aprendices cambian sus ideas acerca de sí mismos y acerca del mundo que les rodea, dan el segundo paso y se convierten en guerreros, es decir, en seres capaces de la máxima disciplina y control sobre sí mismos. El tercer paso, que dan los guerreros, después de adquirir refinamientos y la habilidad de escoger el momento oportuno, es convertirse en hombres de conocimiento. Cuando los hombres de conocimiento aprenden a ver, han dado el cuarto paso y se han convertido en videntes.
La idea de usar un pinche tirano no es sólo para perfeccionar el espíritu, sino también para la felicidad y el gozo del guerrero. El error de cualquier persona que se enfrenta a un pinche tirano es no tener una estrategia en la que apoyarse; el defecto fatal es tomar demasiado en serio los sentimientos propios, así como las acciones de los pinches tiranos. Un guerrero, por otra parte, no sólo tiene una estrategia bien pensada, sino que está también libre de la importancia personal. Lo que acaba con su importancia personal es haber comprendido que la realidad es una interpretación que hacemos.
Se puede derrotar a los pinches tiranos usando solamente la convicción de que los pinches tiranos se toman mortalmente en serio, mientras que un guerrero no.
El afinar el espíritu cuando alguien lo aguijonea se llama control. Reunir la información necesaria sobre la fortaleza y las debilidades de un pinche tirano mientras te golpean, se llama disciplina. El perfecto pinche tirano no tiene ninguna característica redentora. El refrenamiento es esperar con paciencia, sin prisas, sin angustia, es una sencilla y gozosa retención del pago que tiene que llegar. El gran regocijo de un guerrero es saber que está esperando y que sabe qué es lo que espera.
La estrategia incluye acosar sistemáticamente al pinche tirano escudándose tras un orden superior. La habilidad de escoger el momento oportuno es una cualidad abstracta que pone en libertad todo lo que estaba retenido. Control, disciplina y refrenamiento son como un dique tras el cual todo está estancado. La habilidad de escoger el momento oportuno es la compuerta del dique. Refrenamiento significa retener con el espíritu algo que el guerrero sabe que justamente debe cumplirse. No significa que el guerrero ande por ahí pensando en hacerle mal a alguien, o planeando como vengarse y saldar cuentas. El refrenamiento es algo independiente. Mientras el guerrero tenga control, disciplina y la habilidad de escoger el momento oportuno, el refrenamiento asegura que recibirá su completo merecido quienquiera que se lo haya ganado.
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