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jueves, 11 de enero de 2018

Anatomía y Fisiología Unitarias

Las diferentes partes del organismo tienen cada una su actividad propia y particular, pero a la vez todas se asocian de tal modo que cada una, para vivir, necesita de la acción de las demás. La unidad, morfológica y fisiológica a la vez, es la nota más típica del organismo, que dejaría de ser organismo en el momento en que dejase de ser uno. Ni hay vida sin organización, ni organización sin unidad. Multiplex quia vivus, vivus quia unus, decía el antiguo aforismo.
Finalmente se cae en la cuenta de que no es posible la inmunidad -cosa muy compleja y variable en sus necesidades y manifestaciones- sin una estrecha colaboración de todo el organismo, sin una perfecta relación interorgánica, sin la existencia de la unidad funcional.


La evidencia de la unidad química, la demuestra la existencia de las glándulas de secreción interna, cuyos productos son vertidos a la sangre con una sinergia verdaderamente admirable. Y la existencia de la circulación de la sangre que pone en relación química todos los órganos del cuerpo. Pues una gota de sangre que circula en un momento dado por la cabeza, a la velocidad media de 16 metros por minuto, estará al cabo de unos segundos en la planta del pie.
El sistema nervioso, por su parte, pone en comunicación todos los órganos del cuerpo, hasta el punto de que ninguno de ellos (con conciencia o no, personal, de ello) ignora lo que pasa en los demás.
Solamente así podemos explicarnos que en el organismo animal, en contra de lo que sucede en las máquinas artificiales, unos órganos pueden sustituir o compensar a los otros. En un automóvil no podemos pretender que una rueda sea sustituida por el volante o la magneto por el carburador. Pero en el organismo vivo, si un riñón está enfermo, puede compensarse por un aumento de la función de la piel, y si un pulmón está lesionado puede ser compensado por el otro o por el corazón, y aun por la piel, y hasta quizá por algunas glándulas que, al aumentar las oxidaciones, sustituyan la función pulmonar en un momento dado. Estas son las mejores pruebas de la unidad orgánica y funcional.

De todo esto se deduce el error de basar el diagnóstico de un enfermo en sus lesiones anatómicas (última manifestación del estado de enfermedad), cuando en realidad se debe basar, como hacemos los médicos naturistas, en la alteración primordial de funciones y la causa que lo produce. De aquí también, que nosotros rechacemos las especialidades médicas, en cuanto que reducen la clínica a ocuparse de un sistema orgánico, con exclusión de los demás. El cuerpo es una sola unidad funcional y no puede estar lastimado un estómago, sin que esté enfermo todo el organismo y aun la psiquis del sujeto.
Nosotros no creemos que sea el pulmón el que respira, ni el estómago el que digiere..., sino que es el hombre el que respira por medio del pulmón y digiere por medio del estómago. Al progresar la diferenciación, crece el número de elementos celulares que integran un ser vivo y se proceden diferentes formas en estas células. Cada especie se distingue por sus órganos, como cada órgano por los tejidos que lo constituyen, y los tejidos por sus peculiares elementos anatómicos. Se llega, progresivamente y sin saltos, del átomo al tejido, al órgano y al individuo.

La correlación humoral se establece de múltiples maneras:
a) Por impregnación difusa de célula a célula, como en las formas primitivas.
b) Por productos funcionales que son acarreados por el medio interno.
c) Por substancias diferenciales, resultado de especiales funciones glandulares.

La conducción por la sangre de las substancias químicas que intervienen en el funcionalismo de otros órganos, constituye un perfeccionamiento fisiológico que presta mayor rapidez a la interacción humoral. Repárese que todos los líquidos que circulan por el organismo, tienen su motor principal en el corazón y motores auxiliares, en los músculos respiratorios, en los de los vasos y en los estriados en general; es decir, motores comunes. Recuérdese asimismo que todos los humores, líquido intersticial, linfa, quilo y sangre, o proceden de ésta o van a parar a ella; y, por último, que los vasos, conductos y lagunas comunican unos con otros, francamente o por sus intersticios.

La función nerviosa representa la manera más eficaz de solidarizar las distintas partes de un organismo. Como los órganos endocrinos (glándulas de secreción interna), nace de una progresiva especialización de los plasmas primitivos: En las formas más avanzadas aparecen las neuronas intermediarias, de asociación, y la tendencia a la centralización anatómica, por la cual un solo receptor o un grupo de receptores (sistema nervioso central), puede obrar sobre múltiples efectores.
Bien se ve si es un imprescindible elemento de unidad funcional el sistema nervioso, y si su formación representa ventajas para el ser vivo. Desde el momento que un estímulo puede obrar sobre un punto determinado y responder a este estímulo de órgano más o menos lejano, la conducción nerviosa ha influido de una parte en que, a distancia, relacionando dos actos biológicos, unificando un proceso fisiológico.

Meditando sobre el proceso de la diferenciación, puede colegirse que lo humoral o químico y lo nervioso, tienen un origen común y todo depende de una ley biológica general. Las células se influyen mutuamente por transmisión y excitaciones y por cambios químicos, y en el curso del desarrollo presentan ya su especial función antes de adquirir su estructura particular. Las células cardíacas del embrión, pongamos por caso, laten con ritmo antes de que se haya formado el corazón y de que hayan llegado a ellas las fibras nerviosas que tienen destinadas. ¿No se intuye con este hecho, la variedad en la unidad? También se hace evidente que la unidad orgánica y fisiológica conserva siempre en su intimidad los mecanismos simples y primitivos de la célula; y que las ulteriores complicaciones que representan la aparición de sistemas bien diferenciados, especialmente el nervioso, más supone una economía en el rendimiento fisiológico que una variación esencial. La existencia de sistemas orgánicos para relacionar las funciones de los diversos grupos celulares, es pues un ahorro por velocidad y coordinación. Pero en el fondo, la base de la vida orgánica está en el intercambio de la célula con sus compañeras y con el medio que las circunda.

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