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miércoles, 3 de septiembre de 2014
Envidia - Reflejo Oscuro del Propio Ser
La autoestima mutilada: la envídia. El reflejo oscuro por la falta de luz natural del propio ser en su totalidad ...
¿El por qué de la envidia? La envidia se basa en supervalorar a los otros (que pueden, según la fantasía del envidioso, hacer todo) y desvalorizarse a sí mismo (sintiéndose inferior porque no puede hacer nada). Así, nace el deseo de desvalorizar al otro para que todo quede parejo y él no se quede solo.
La envidia se da en cuatro fases especificas:
1 - Primeramente, el individuo mira un objeto, situación o una característica de alguien que inmediatamente admira. Comprende la importancia de aquella característica para él. O sea, ve, admira y desea.
2 - De inmediato, hace una comparación entre lo que el otro tiene y lo que el individuo no tiene. Él toma conciencia de una falta suya porque ya discrimina. Aquí el proceso cognitivo es importante.
3 - Ahí se da el tercer momento de la envidia, que es la percepción - y al mismo tiempo la vergüenza - por una falta en él de lo que fue admirado (y valorado) en el otro. Surge ahí, también, la constatación de que aquello que deseó, es imposible de ser alcanzado por él.
4 - Luego llegamos a la cuarta y última fase: La envidia es disparada por la percepción de una falta en el individuo. Esa insuficiencia hace que ataque y consecuentemente expulse el objeto envidiado para hacer desaparecer la diferencia que fue percibida.
El Diccionario lo define de esta manera: “Envidia es el disgusto o pesar por el bien o por la felicidad del otro. Un deseo violento de poseer el bien ajeno”. Ya el Diccionario de Psicología Dorsch esclarece: “La envidia pertenece a los sentimientos intencionales. Es una insatisfacción, o repudio a la alegría del otro”. Por lo tanto, aquello que es envidiable es encarado como algo de mucho valor.
Qué es más fácil seguir sufriendo o poner un alto a nuestro sufrimiento, dejar de ser víctimas y actuar en lugar de dejarnos llevar por las circunstancias. Que prefieres ser víctima o ser responsable de tu propia vida.
¿El por qué de la envidia? La envidia se basa en supervalorar a los otros (que pueden, según la fantasía del envidioso, hacer todo) y desvalorizarse a sí mismo (sintiéndose inferior porque no puede hacer nada). Así, nace el deseo de desvalorizar al otro para que todo quede parejo y él no se quede solo.
La envidia se da en cuatro fases especificas:
1 - Primeramente, el individuo mira un objeto, situación o una característica de alguien que inmediatamente admira. Comprende la importancia de aquella característica para él. O sea, ve, admira y desea.
2 - De inmediato, hace una comparación entre lo que el otro tiene y lo que el individuo no tiene. Él toma conciencia de una falta suya porque ya discrimina. Aquí el proceso cognitivo es importante.
3 - Ahí se da el tercer momento de la envidia, que es la percepción - y al mismo tiempo la vergüenza - por una falta en él de lo que fue admirado (y valorado) en el otro. Surge ahí, también, la constatación de que aquello que deseó, es imposible de ser alcanzado por él.
4 - Luego llegamos a la cuarta y última fase: La envidia es disparada por la percepción de una falta en el individuo. Esa insuficiencia hace que ataque y consecuentemente expulse el objeto envidiado para hacer desaparecer la diferencia que fue percibida.
El Diccionario lo define de esta manera: “Envidia es el disgusto o pesar por el bien o por la felicidad del otro. Un deseo violento de poseer el bien ajeno”. Ya el Diccionario de Psicología Dorsch esclarece: “La envidia pertenece a los sentimientos intencionales. Es una insatisfacción, o repudio a la alegría del otro”. Por lo tanto, aquello que es envidiable es encarado como algo de mucho valor.
Qué es más fácil seguir sufriendo o poner un alto a nuestro sufrimiento, dejar de ser víctimas y actuar en lugar de dejarnos llevar por las circunstancias. Que prefieres ser víctima o ser responsable de tu propia vida.
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