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Centro Fénix de Naturopatía tiene el placer de invitarles a conocer sus técnicas terapéuticas,
probadas y usadas por millones de personas, con éxito, en todo el mundo;
para el remedio de síntomas como la depresión, el estrés, la ansiedad.
Dolores musculares y óseos. Problemas respiratorios y alergias.










lunes, 27 de julio de 2009

Proyecto de Salud en la Humanidad del Nuevo Milenio

La salud es el estado natural del ser humano. La O.M.S. (Organización Mundial de la Salud), ha definido la salud como algo más que la ausencia de síntomas.

La salud es un estado de bienestar perfecto, a nivel físico, mental y social. A esto se le puede agregar el bienestar espiritual, que podríamos definirlo como un estado en el que la persona siente la alegría de vivir en cada momento, así como entusiasmo por la vida: una sensación de realización y una conciencia de armonía con el Universo que la rodea.

El concepto de salud, hoy en día, se ha desvirtuado; dándole más importancia a las expectativas de vida, que a las condiciones en las que la persona alcanza esas expectativas de vida.

Antiguamente los seres humanos vivían en condiciones más duras de las actuales, las cuales creaban mayor sufrimiento para la vida y la salud humanas.
Actualmente, la falta de salud es debida a los excesos. Excesos en la comida, la bebida, la vida cómoda y sedentaria, vicios y adicciones, etc.

De esta manera el ser humano, no está utilizando de una manera adecuada todas las posibilidades de evolución que le brindan el progreso y la tecnología, debidamente aplicadas.

La sociedad actual se sustenta sobre ideas erróneas basadas en el egoísmo y en el despilfarro.

Por esta razón el ser humano actual se ve inmerso en una dinámica irracional y autodestructiva que afecta tanto al planeta en el que vive, como a su propia salud.

El concepto de salud se basa en la existencia de unas leyes naturales, que rigen la vida de todos los seres vivos y los elementos inorgánicos, que debemos respetar, sentir, oír y vivir de acuerdo con ellas. De esta manera el ser humano puede vivir en equilibrio y puede poseer un buen estado de salud. Puede sentirse bien (estar en el bien = bienestar).

Un buen proyecto de salud para el ser humano del nuevo milenio, sería posibilitar una educación ecológica y sanitaria en el seno de la sociedad, que enseñara los modos de vida más sabios y adecuados, para que estuvieran en armonía con las leyes naturales.

Hablar de salud es referirnos a equilibrio. Todo se mueve, todo cambia, todo está subordinado e interrelacionado entre sí, todo es armonioso y todo está compensado.

El ser humano es interdependiente de todo lo que le rodea y nuestra existencia depende del entorno; somos parte de Un Todo y debemos relacionarnos de forma creativa con él. Conservar y a la vez aprovechar los recursos naturales, vibrar al unísono con la Naturaleza y con el Cosmos.

La enfermedad es la consecuencia de perder el camino natural que nos conlleva el actual modo de vida cada vez más mecanicista.

domingo, 26 de julio de 2009

El Karma o la Causalidad

Toda acción engendra una fuerza de energía que vuelve a nosotros en igual cantidad. Lo que sembramos es lo que cosechamos. Cuando optamos por realizar actos que llevan la felicidad y el éxito de los demás, el fruto de nuestro karma es la felicidad y el éxito.
El karma es la afirmación eterna de la libertad humana. Nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras obras son los hilos de la red con la que nos envolvemos a nosotros mismos. El karma es a la vez acción y las consecuencias de esa acción; es causa y efecto, simultáneamente, pues toda acción engendra una fuerza de energía que vuelve a nosotros en igual cantidad. El karma no tiene nada de insólito, todos hemos oído decir que "lo que sembramos es lo que recogemos". Evidentemente, si queremos crear la felicidad en nuestras vidas, debemos aprender a sembrar las semillas de la felicidad. Por lo tanto el karma implica el acto de tomar decisiones conscientes.

Todos estamos constantemente tomando decisiones, esencialmente. En cada uno de los momentos de nuestra existencia tenemos acceso a una infinidad de posibilidades de decisión.
Algunas de estas decisiones las tomamos conscientemente, mientras que otras se toman inconscientemente. Por lo tanto la mejor manera de comprender y mejorar el karma en nuestras vidas es volvernos conscientes de las decisiones que tomamos en cada momento.

Nos guste o no, todo lo que nos está ocurriendo en este momento es consecuencia de las decisiones que hemos tomado en el pasado.
Por desgracia muchos de nosotros tomamos esas decisiones de forma inconsciente, y por eso no nos damos cuenta de que son decisiones, pero en realidad lo son.
Vamos a dar un ejemplo. Si alguien te insulta lo más probable es que tomes la decisión de ofenderte. Si por el contrario, alguien te dice unas palabras amables lo más seguro es que tomes la decisión de sentirte halagado o encantado.
Sin embargo te pueden ofender y tú puedes tomar la decisión de no ofenderte, también te pueden halagar y puedes tomar la decisión de no sentirte halagado.
Si lo piensas, te darás cuenta que siempre se trata de una decisión.

La mayoría de nosotros, además de estar tomando decisiones continuamente, reaccionamos constantemente, condicionados por las personas y las circunstancias; como consecuencia de los condicionamientos, tenemos respuestas repetitivas y previsibles ante los estímulos de nuestro entorno. Parece que nuestras reacciones son desencadenadas automáticamente por las personas y por las circunstancias, y nos olvidamos de que no dejan de ser decisiones que estamos tomando en cada momento de nuestra existencia. Sencillamente estamos tomando estas decisiones inconscientemente.


Dedica un momento a contemplar las decisiones que estás tomando en este mismo instante.
Sólo por este simple acto de observación estás llevando a cabo todo el proceso de la toma de decisiones, del inconsciente al consciente.
Este procedimiento de la toma consciente de decisiones y de la observación es realmente poderoso. Piensa por un momento en el ejemplo anterior y toma una decisión o varias y pregúntate lo siguiente: en primer lugar. "¿Cuáles son las consecuencias de ésta decisión que estoy tomando?”
Tú sabes inmediatamente y sin esfuerzo cuáles son las consecuencias.

En segundo lugar: "¿Me aportará felicidad a mí y a los que me rodean esta decisión que estoy tomando ahora?"
Si la respuesta es afirmativa, sigue adelante con la decisión. Si es negativa, si esa decisión lleva aflicción a ti o a los que te rodean, entonces no tomes la decisión. Es así de sencillo.
Entre el número infinito de decisiones que puedes tomar a cada segundo, ante las personas y circunstancias que rodean tu vida, sólo hay una opción que nos genera felicidad a nosotros mismos y a los que nos rodean; y cuando elegimos esa opción, la consecuencia es una forma de conducta que llamamos "acción correcta espontánea".

La acción correcta espontánea es la acción correcta en el momento correcto. Es la respuesta correcta ante cada situación en el momento de producirse.
El universo posee un mecanismo muy interesante para ayudarnos a corregir espontáneamente nuestras decisiones. Es un mecanismo relacionado con las sensaciones de nuestro cuerpo.
Nuestro cuerpo experimenta dos tipos de sensaciones: unas son sensaciones de bienestar y otras son sensaciones de malestar.
En el momento de tomar conscientemente una decisión, presta atención a tu cuerpo y pregúntale: "¿qué pasa si tomo ésta decisión?"
Si tu cuerpo te manda un mensaje de bienestar, entonces esa decisión es la correcta. Si por el contrario la sensación que te envía es de malestar, entonces no es la decisión apropiada.

Algunas personas reciben el mensaje de bienestar y de malestar en la región del plexo solar, pero la mayoría lo reciben en el corazón. Dirige tu atención conscientemente sobre tu corazón y pregúntale lo que debes hacer, a continuación espera la respuesta, una respuesta física en forma de sensaciones. Quizá sea una sensación extremadamente tenue, pero ahí estará, en tu cuerpo.
Sólo el corazón conoce la respuesta correcta. Muchas veces la gente piensa que el corazón es blando y sentimental. Pero no lo es. El corazón es intuitivo, holístico, contextual, relacional. No está orientado a ganar o a perder. Algunas veces parece que no es racional, pero el corazón tiene una capacidad de cálculo mucho más precisa y exacta que cualquier otra cosa que se encuentre dentro de los límites del pensamiento racional.

Podemos aprovechar el karma para que nos ocurran todo tipo de cosas buenas o que deseamos; pero antes debemos ser conscientes de que nuestro futuro se engendra a partir de las decisiones que estamos tomando en cada momento de nuestra vida.
Si somos conscientes de ello, entonces estaremos aprovechando al máximo la oportunidad que nos ofrece el karma.

Y, ¿qué hay del karma pasado y del modo en que nos está influyendo ahora mismo? Con el karma pasado podemos hacer tres cosas.
Primero: pagar nuestras deudas kármicas. La mayoría de la gente opta por hacer esto; de manera inconsciente, por supuesto. Quizá sea una decisión que tú hayas tomado. A veces el pago de estas deudas trae aparejado mucho sufrimiento, sin embargo en el Universo no hay ninguna deuda que no se pague. Existe un sistema perfecto de contabilidad, todo es un intercambio constante, un "toma y daca" de energía.

Segundo: transmutar o transformar nuestro karma convirtiéndolo en una experiencia más deseable. Se trata de un proceso muy interesante que consiste en preguntarse: "¿Qué puedo aprender de esta experiencia? ¿Cómo puedo convertir ésta experiencia en útil para los demás?" Al hacer esto, buscamos en primer lugar la semilla de la oportunidad y después la asociamos con nuestro propósito en la vida. Esto nos permite transmutar nuestro karma dándole una nueva expresión. De esta manera mientras pagamos nuestras deudas kármicas, convertimos la adversidad en un beneficio que puede aportarnos riqueza y realización personal.

El tercer modo es trascender el karma. Trascender el karma es hacerse independiente del mismo. El modo de trascender el karma es entrar una y otra vez en el vacío, el Espíritu. Es como lavar un paño sucio en un arroyo. Cada vez que lo lavamos quitamos algunas manchas. Lo lavamos una y otra vez y cada vez queda más limpio. Lavamos o transcendemos las semillas de nuestro karma entrando en el vacío y volviendo a salir.

Todos los actos son episodios kármicos. Tomarse un café es un episodio kármico. Dicho acto engendra un recuerdo en la memoria, y la memoria tiene la capacidad o la potencialidad de engendrar deseo. Y el deseo vuelve a engendrar actos.

Nuestra alma es un paquete de consciencia que tiene las semillas del karma, de la memoria y del deseo. Volviéndonos conscientes de estas semillas de la manifestación, nos hacemos generadores conscientes de la realidad. Convirtiéndonos en tomadores de decisiones conscientes, empezamos a engendrar actos que son evolutivos para nosotros y para los que nos rodean.
Mientras el karma sea evolutivo -tanto para el yo como para lo que afecta al yo- los frutos del karma serán la felicidad y el éxito.

viernes, 24 de julio de 2009

Estados Acrecentados de Conciencia

Hay muchas formas de conseguir los, tan mal llamados, estados alterados de la conciencia. Las más populares son el alcohol y las drogas y, por supuesto, todos sabemos lo nefastos que son. Pero existen muchos otros como el ayuno, el insomnio, todos los fármacos, ver una puesta de sol, enamorarse, etc.
El estrés es uno de los modos más actuales e inconscientes de entrar en un estado alterado de la conciencia. Lo padecen millones de personas en todo el mundo y produce más muertes al año que cualquier otra enfermedad. Todos los episodios de muertes violentas y asesinatos son producidos por algún tipo de estrés. Por cierto, las enfermedades son otra forma de entrar en estados alterados de conciencia muy popular, a la vez que inconsciente.

De hecho, podríamos decir que todo es un estado alterado de la conciencia. La fijación en un solo modo de vida, es decir, un sólo estado de conciencia, la que nos propone nuestras limitaciones, es un tremendo desperdicio, aburrido y carente de sentido, cuando podemos llegar a intuir que una realidad mágica es nuestra herencia en el Infinito...

No importa por cuánto tiempo podamos seguir demorándonos; a la vista de los últimos acontecimientos en nuestro mundo, no mucho. Aunque, la realidad que intentamos está fuera de los límites del tiempo.
La buena noticia es que el Infinito nos sigue esperando, por ser nuestra herencia, es nuestro destino como seres luminosos.


VIAJES MÁGICOS


  • El Secreto de los Seres Luminosos

  • martes, 21 de julio de 2009

    Los Libros del Chilam Balam

    El jaguar, símbolo de nobleza entre los mayas.

    En el México del siglo XVI, la Iglesia católica sirvió como fuerza evangelizadora y educadora, aunque su único propósito fuese propagar la fe. Poco después de la conquista —entre 1519 y 1549—, frailes españoles enseñaron a los mayas a leer y escribir en castellano (además, en algunos casos, latín). Al idioma indígena se le adaptó el alfabeto llegado de ultramar, añadiéndole a éste signos representativos de los sonidos que le eran ajenos.

    La nueva escritura se organizó para fines puramente religiosos, pero los mayas —que tenían su propia forma de escribir— pronto captaron el potencial del nuevo alfabeto. Utilizándolo, asentaron de todo, desde profecías y rituales hasta peticiones a la corona española. De esos manuscritos, ninguno más importante que Los Libros del Chilam Balam.

    Con el vocablo chilam se designaba a los sacerdotes, chamanes o videntes nativos; balam significa "jaguar" y en este caso fue utilizado conforme a su acepción de título honorífico. El chilam balam o sacerdote-jaguar pudo haber sido una persona real, en honor de cuya grandeza se impuso su nombre a los manuscritos.

    Tal como han llegado a nosotros, estos libros contienen mucha información sobre la vida en el Yucatán colonial; tangencialmente, se nota el influjo del medio en que fueron escritos, la cultura española. En lo básico, dejan constancia de las tradiciones religiosas y mitológicas de los mayas. Asimismo, es de gran importancia la "cuenta de los katunes", pues trata sobre los principales sucesos de la historia, vistos conforme al concepto maya del tiempo cíclico.

    Un determinado libro del Chilam Balam, poseído por un pueblo o grupo, lo guardaba su jefe, sabio o sacerdote. Para lograr su rápida identificación, al libro se añadía el nombre de ese grupo; de ahí que tengamos, por ejemplo, un Chilam Balam de Chumayel. Además de éste han sobrevivido los de Maní, Tizimín, Laua, Ixil y Tusik. Al conjunto de estas obras se lo conoce bajo el título de Los Libros del Chilam Balam.


    Por Beatriz Martí
    Mundo Maya

    sábado, 11 de julio de 2009

    Los Conflictos

    La manera en cómo se eligen resolver conflictos dice mucho acerca de uno mismo.
    Muchas personas están bastante apegadas al conflicto, aficionadas a la adrenalina rápida, el sentido de poder; especialmente si ellos ganan. Ellos saborean el recuerdo. De una manera perversa, eso les hace sentirse vivos.

    Para otros, la experiencia es bastante lo opuesto. El mismo pensamiento de otro conflicto hace enfermar sus estómagos, no quieren pasar por la experiencia otra vez. Nada merece la lucha otra vez y no se querrán participar en nada que lleve al conflicto, de ahora en adelante.

    Ambos extremos son sólo eso: extremos.
    En el primer caso, el adversario continúa para ser castigado; en el segundo, se castiga a sí mismo. El castigo, sin embargo, no tiene nada que ver con el conflicto. Al final del conflicto, hay un antídoto que debería estar primero en la mente: el perdón.
    Hay dos personas para perdonar: el adversario y uno mismo.

    Perdonar a un adversario significa dar de baja al conflicto, física y mentalmente. La mayoría de la gente ha escuchado la siguiente historia Zen, pero es bueno repetirla.
    Es la historia acerca de dos monjes Zen que se aproximan a un río. Ellos necesitaban vadear el río a pie.
    A la orilla del río había una mujer joven que quería cruzar, pero no quería mojar su vestido. Ella pidió a los monjes si alguno la cargaría para cruzar.
    Uno de los monjes se enojó y la rechazó. El Segundo no dijo nada, levantó a la mujer, y la transportó.
    Cuando los dos monjes continuaron su viaje, el primer monje quien había rechazado llevar a la mujer continuó “echando humo” acerca del incidente. Él se quejó a su compañero: “¿Cómo pudiste hacer eso? ¿Cómo pudiste cargar a esa mujer?”
    El segundo monje se volvió a su compañero y sonrió. “¿Tú estás aún cargándola? Yo la dejé a ella en el río”.

    Todo el mundo está cargando a la mujer, al hombre, dos toneladas de gorilas, elefantes, y el cielo sólo sabe qué más, sobre sus hombros.
    Trabajando con el conflicto, podemos aprender cuándo y cómo descargar los fardos. Los fardos son los rencores, malos sentimientos y resentimientos que resultan de un conflicto, especialmente cuanto se siente que se pierde.
    Los conflictos no finalizan cuando el último golpe es dado.
    Incluso antes que la guerra termine, la próxima más grande y más fuerte campaña está siendo tramada.
    Los conflictos consumen mucha energía.

    Un error sin perdonar significa cerrarse en un ciclo de violencia.
    Y como el monje que no pudo descargar a la mujer en su mente, eso significa que la energía será gastada en mantener la lucha.
    Así de costoso es el conflicto. En un sentido práctico significa que los que gastan todo su tiempo, ocupados en planear guerras no son productivos. Ellos desperdician no sólo su tiempo sino el tiempo de todo el mundo a su alrededor en sus batallas personales.

    "Enlightened Management"
    by Dona Witten & Akong Tulku Rinpoche.
    Traducción C.F.

    jueves, 11 de junio de 2009

    El Arte del Acecho I

    El "Arte del Acecho" consiste en acecharlo todo, empezando por uno mismo. Un "acechador" impecable lo convierte todo en presa, y en su intento hace posible acechar sus propias debilidades.
    Para "acechar" las propias debilidades, descifras tus costumbres hasta conocer todas las consecuencias de tu debilidad y te abalanzas sobre ellas para desecharlas una por una de tu hacer cotidiano.

    Todo hábito es en esencia un "hacer"; y un "hacer" requiere todas sus partes para funcionar. Si una de ellas falta, el "hacer" resulta imposible. Una costumbre requiere todas sus acciones componentes para constituir una actividad vital.

    A los seres humanos les encanta que se les diga lo que deben hacer, pero les gusta mucho más resistirse a hacerlo, de modo que llegan a aborrecer a quien les ha aconsejado.

    "Acechar" las propias debilidades no implica estrictamente el deshacerse de ellas. Puedes estar "acechándolas" toda tu vida sin que pase nada. Por eso no se puede precisar lo que se debe hacer. En realidad, lo que un guerrero necesita para ser un acechador impecable es tener un propósito.

    Los cambios sufridos por un guerrero son excesivamente drásticos y definitivos.
    La forma humana se alimenta de sentimientos como la tristeza, la ira, la debilidad.

    Es necesario abandonar la forma humana. Esto no es crueldad. Sencillamente es no identificarse con los sentimientos humanos. Esto es aceptar tu destino como guerrero. Todo es igual, sólo existe el propósito.

    Cuando un guerrero acepta su destino se enfrenta, a lo que sea, sin miedo y sin odio. Al final triunfa el mejor, quedándose con todo; y si fracasa debe sentirse feliz y desear su bien. Sólo un guerrero puede sentir este tipo de felicidad. Un guerrero no puede abandonarse a sus sentimientos. Debe aceptar su destino.


    miércoles, 10 de junio de 2009

    Los Temperamentos Masculinos

    Existen cuatro tipos de temperamentos masculinos.

    - El primer tipo es el hombre que conoce, el erudito; un hombre confiable, noble, sereno, enteramente dedicado a llevar a cabo su tarea, cualquiera que ésta fuera.

    - El segundo tipo es el hombre de acción, sumamente volátil, un gran compañero, voluble y lleno de humor.

    - El tercer tipo es el organizador, el socio anónimo, el hombre misterioso, desconocido. Nada puede decirse de él porque no deja que nada de él se escape.

    - El propio es el cuarto tipo. Es el asistente, un hombre sombrío y taciturno que logra mucho si se le dirige adecuadamente pero que no puede actuar por sí mismo.

    El erudito tiene una especie de hendidura superficial, una brillante depresión en el plexo solar. En algunos hombres aparece como un estanque de intensa luminosidad, a veces tersa y reluciente como un espejo que no refleja.

    El hombre de acción tiene unas fibras que emanan del área de la voluntad. El número de fibras varía de una a cinco, y su grosor fluctúa desde un cordel hasta un macizo tentáculo parecido a un látigo de más de dos metros. Algunos hombres tienen hasta tres de estas fibras desarrolladas al punto de ser tentáculos.

    Al socio anónimo no se le reconoce por ningún rasgo exclusivo sino por su habilidad de crear, muy involuntariamente, un estallido de poder que bloquea con efectividad la atención de los videntes. Cuando están en presencia de este tipo de hombre, los videntes se descubren inmersos en detalles externos en vez de ver.

    El asistente no tiene configuración obvia. Ante el vidente aparece como un brillo diáfano en un cascarón de luminosidad sin imperfecciones.

    Categorías de la Personalidad

    martes, 2 de junio de 2009

    El Milagro de la Existencia

    Es igual de milagroso que exista cualquier cosa, a que exista cualquier otra. Lo creas o no, esto es verídico en ambos contextos de tiempo momentáneo y de tiempo lineal.

    En el tiempo momentáneo, no existen causa y efecto, así que es milagroso que exista cualquier cosa.

    Todo en el Universo es como es, por la manera en que el fuego primordial se dispersó.

    Qué este proceso ocurriera de manera que resultara en tú existencia y en la existencia de lo que sea que estés contemplando ahora es infinitamente milagroso; porque significa, que puedes deleitarte con cualquier cosa, y eso es exactamente lo que te sugiero que hagas.

    Un Ejercicio en lo Milagroso
    Este ejercicio te ayudará a percibir tu mundo como algo milagroso. Hazlo con tanta frecuencia como te sea posible.

    Elige algo que sea parte de tu experiencia.
    Primero funcionará mejor un objeto físico de algún tipo, pero cuando tengas más experiencia con el ejercicio, podrás aplicarlo fácilmente a cualquier sonido, sensación física, pensamiento, etc.

    Contempla el objeto.
    Ahora piensa en todo lo que tuvo que ocurrir para que este objeto esté aquí, en este momento, exactamente de la manera que es.
    Sigue remontándote por estos sucesos hasta llegar al momento de la creación.

    Ahora contempla los sucesos que llevaron a la creación de tu propio cuerpo físico, y sigue estos sucesos también hasta el principio.

    Cuando llegues al "principio", esta vez, vete adelante hacia el futuro y sigue los caminos de la creación de ti mismo y del objeto, hasta el momento presente.

    Considera todo lo que tendría que ocurrir para que tú y el objeto llegaran a la existencia, y después lleguen a estar juntos... contigo... contemplando ese objeto exactamente de la misma manera en que estás haciéndolo ahora.
    ... Piensa en lo transitorio de tu relación, con ese objeto, y lo especial de ese momento.

    Fíjate en tus sentimientos al hacer este proceso.

    Cuando tengas un sentido milagroso de tu existencia...
    Elige otro objeto, y haz lo mismo con él. Sigue haciéndolo siempre...

    Cuando tengas la capacidad de hacerlo con todo lo que pueda llegar a tu conciencia; para que tengas el sentido de que todo es un regalo milagroso del Universo, y de que amas a todo incondicionalmente, entonces estás en buen camino para tener maestría completa en el arte de la transformación.


    CENTRO FÉNIX DE NATUROPATÍA
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    lunes, 25 de mayo de 2009

    La Dualidad de la Percepción

    Quiero llamar, de nuevo, la atención sobre dos términos que, aparentemente, se oponen entre sí y, a la vez, se complementan.

    No se concibe la vida sin la muerte; nacemos para morir... Después de algún tiempo más o menos largo, según sea el caso, lo que sí es seguro es que al final, todos moriremos. Esto es lo que creemos. Es lo que vemos. ¿Quién no ha tenido la dolorosa experiencia de ver morir a alguien a quien quería? ¿Algún amigo, familiar, compañero de trabajo, conocido, etc.?
    Desde siempre, que yo recuerde, se nos ha educado y aleccionado en la creencia, por otra parte terrible, de que tarde o temprano moriremos. ¿Qué esperanza nos da eso?
    Mi sugerencia es una reflexión sobre la inevitabilidad de la muerte.
    ¿Cuántos de vosotros os la habéis cuestionado?

    Últimamente se está popularizando, aún más si cabe, la idea de que la muerte no sólo es inevitable y sin duda nos ocurrirá a todos, sino además es, incluso, deseable, como una liberación de las cadenas de la materia, ya que la vida aquí es sólo un paso, una transición; y yo pregunto: ¿Será esta la guía que crea la falta de interés por nuestra amada Madre Tierra y todas las criaturas que hay en ella, incluido el mismo ser humano?
    También nos extrañamos y hasta ponemos "el grito en el cielo" cuando nos llegan noticias de suicidios colectivos de personas que creían iban a salvarse, por no hablar de ser rescatados.

    Quizá podamos plantearnos todas estas cuestiones, y otras, relacionadas con la vida y la muerte; si primero somos capaces de ir más allá del miedo inicial y esperar una callada respuesta desde el fondo del corazón con la honestidad y la inocencia de un niño; o tal vez preguntar a los niños. Pues como ya dijo el Maestro Jesús hace ya más de dos mil años: "Sed como niños". Por cierto, Jesús es uno de "esos" que desafió a la muerte... y la venció. También fueron suyas las palabras: "Todo lo que yo he hecho, vosotros lo podéis hacer... y más".

    Para terminar, una información. Sólo por el hecho de cuestionar la inevitabilidad de la muerte, os encontraréis con demasiada gente decidida a defender con uñas y dientes su veracidad e incluso tratarán de burlarse y otras cosas que iréis descubriendo. ¡Qué paradoja! Después de todo, este mundo se sustenta en la creencia de que todo lo que nace ha de morir. Ojalá que este pensamiento no termine por matar, también, la Tierra que nos cobija y nos alimenta, ni el aire que nos da la vida.


    Centro Fénix México




    sábado, 11 de abril de 2009

    El Gran Saber





    Si existiera rectitud en el corazón,
    habría belleza en el carácter.

    Si hubiera belleza en el carácter,
    existiría armonía en el hogar.

    Si hubiera armonía en el hogar,
    existiría orden en la nación.

    Si hubiera orden en la nación,
    habría paz en el mundo.


    Confucio




    Practica Tensegridad