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para el remedio de síntomas como la depresión, el estrés, la ansiedad.
Dolores musculares y óseos. Problemas respiratorios y alergias.










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sábado, 27 de febrero de 2016

La Boca, los Dientes y las Emociones

Para intentar eliminar cualquier estancamiento en cualquier área vital para la supervivencia, hemos de movilizar áreas especificas del cuerpo con ese propósito específico. Primero se han de movilizar los órganos de los sentidos de la vista, el oído y el olfato, para después seguir avanzando en nuestra liberación, movilizando y dándonos cuenta del funcionamiento de nuestro particular sentido del gusto y de su ubicación en el cuerpo, la boca.

Los ejercicios propuestos en este caso son realizados con la boca y consisten en abrir la boca completamente, chupar y morder. La ausencia, insatisfacción, privación precoz o brusca del seno materno, provocan un sentimiento de pérdida que está en el origen de la depresión.

Otro aspecto interesante a tener en cuenta a la hora de estudiar la boca y su relación con la formación de la personalidad, son los dientes. Los dientes se deben considerar según tres funciones: como armas, como instrumentos y como ornamentos.
En el hombre primitivo, el significado es, ante todo, de orden instrumental y como armas. En nuestras culturas y sobre todo en los últimos siglos, es de orden ornamental, ligados a la seducción. Hay que señalar que la fonación de ciertas consonantes depende de los dientes, lo que refuerza aún más su función en las relaciones sociales.

En general no se percibe la importancia de los dientes más que con su pérdida. La perdida de los molares está en relación con la “rumiación”, es decir, con las manifestaciones de intolerancias psíquicas reprimidas. Los incisivos tienen, por su parte, su problemática particular, porque desempeñan un rol importante en la sonrisa y en el contacto, y su degradación o su caída, pueden llevar a la persona a una situación difícil de soportar socialmente.
Los dientes, al igual que los cabellos, son considerados como expresión de juventud, de fuerza, de vitalidad, y se percibe su pérdida como una amenaza, como una castración.

En este punto vamos a incorporar un ejercicio de integración, en el que están involucrados los dientes, los ojos y la respiración.
Para ello, intentamos “encajar” los incisivos, de manera que queden superpuestos. Esta posición resultará incómoda, pero, aún así, debemos mantener ese “encaje”, después adoptaremos una mirada de “fiereza”, y respiraremos rápido y profundo por la nariz.
La lengua ha de estar pegada al paladar y el ejercicio ha de realizarse, por parte de la persona, delante de un espejo.
Se ha de practicar este ejercicio hasta llegar a un punto que denomino “no compasión”, que consiste básicamente en un sentir, un estado, que te permite no tener compasión de las debilidades humanas, empezando por las propias y, por ende, con las de todos los demás.

Existe una correlación entre cada pieza dental y un órgano asociado. En el siguiente esquema se muestra esta relación. Así mismo, cada órgano está asociado a una emoción concreta.



En nuestro estudio, podemos adelantar la hipótesis de que con el encaje de los dientes, podríamos recuperar, al movilizar, las memorias arraigadas tiempo atrás en la parte más dura del cuerpo, como son los dientes. Después de algún tiempo de práctica, la mandíbula y, como consecuencia, todo el organismo recupera un tono perdido por las improntas recibidas desde periodos muy precoces de nuestra existencia individual.

El ejercicio es más bien una acción a incorporar en nuestro hábito cotidiano hasta integrarlo y empiecen a aparecer los mecanismos que van a desarrollar el nuevo estado de percepción, que se logra de alcanzar “el punto de no compasión” y la consiguiente liberación de memorias del pasado que limitan nuestro desarrollo y crecimiento como seres libres.

domingo, 21 de febrero de 2016

La Boca y la Conciencia del Cuerpo

Empezamos a tener conciencia de nuestro cuerpo y de sus sensaciones, durante el cuarto mes del proceso de gestación, ya en el vientre materno; y la boca parece ser el primer elemento que tenemos “en cuenta”. Es por ello que se hace necesario la investigación sobre esta parte del cuerpo y de cómo las improntas recibidas, ya desde el cuarto mes de gestación, se han fijado en nuestra memoria, dando así a conclusiones fundamentales sobre nosotros mismos, sobre los demás y sobre la vida. En términos sociales el ser humano entra en un estado de ensueño, a partir del cuarto mes de gestación.

Para ello he desarrollado una técnica en la que se involucran, como parte del proceso de curación, la articulación de la mandíbula con los huesos temporales del cráneo, y encontrando mediante la técnica del test muscular el encaje adecuado de la articulación temporomandibular (ATM). Una vez encontrado el encaje de la mandíbula que establece el equilibrio en la persona, le sugerimos la realización de un acting, o ejercicio integrador, que consiste en apretar los dientes enseñándolos (en la postura anteriormente encontrada), respirar por la nariz profunda y rápidamente y fijar en los ojos una mirada de “fiereza”, y se realiza mirando en un espejo. La lengua ha de estar pegada al paladar.
En esta postura sería conveniente estar hasta que ya no sintamos nada hacia nosotros mismos y nos sorprendamos viendo en el espejo todas las “caras” que se han marcado en nuestra identidad desde la aparición en el mundo, en nuestra conciencia.

Esto nos prepara para el inventario personal de lo que creemos es nuestra vida. El inventario personal son todos los acontecimientos sucedidos en el campo energético desde la aparición del hecho de tener conciencia. Estos acontecimientos están impregnados en nuestra propia luminosidad como elementos opacos que constantemente reclamamos como propios, perdiendo así nuestra verdadera identidad.
Al reclamarlos como propios nos separamos, hemos de hacerlo, sino sería imposible identificarse con ellos. Esa separación nos lleva al aislamiento, a la soledad, al miedo. Los elementos oscuros que reclamamos como propios pertenecen a una instalación foránea de la mente que se retroalimenta así misma al darle nosotros validez. Estos elementos oscuros son los que intentamos desenganchar de la esfera luminosa de la conciencia y ser puestas en la luz. El primer paso lo tenemos que dar nosotros, el segundo no.

La madre representa el símbolo del amor, la pérdida simbólica o real, durante el desarrollo psico-afectivo conlleva la situación depresiva cuya manifestación más frecuente son los celos.
La agresividad crítica oral del lactante hacia el pecho materno, satisface su apetito (necesidad primera); la frustración de dicha agresividad provoca el nacimiento de la destructividad oral.

La depresión que conlleva la disminución del apetito sexual, la encontramos en destetes bruscos o precoces; en el caso de una depresión críptica, encontramos que la alimentación sustituye al deseo sexual. La ausencia, la insatisfacción, la privación precoz o brusca del seno materno, provocan este sentimiento de pérdida que está en el origen de la depresividad.

Otro asunto a tener en cuenta durante el proceso de cuándo empezamos a darnos cuenta de nosotros mismos, que se produce durante el cuarto mes de gestación en el vientre materno es la formación del pelo que indica que las capas de la piel se han desarrollado, prácticamente en su totalidad y, el tacto, la piel, asociado al meridiano de pulmón, en MTC, cubren todos los elementos perceptivos necesarios para empezar a desarrollarse como un individuo único, el cual empezará a sacar sus propias conclusiones acerca del universo que le rodea, con los elementos primitivos de percepción que posee, lo que le permitirá desarrollarse y crecer en una realidad única, exclusiva, aparte y separada; sería pasar de la totalidad a unidad. Este proceso resulta caótico, ya que simplemente recae en la uniformidad de la época en la que vamos a nacer y de la cultura social del entorno en el que nos estamos desarrollando.


Explorando el Placer del Cuerpo

Regulador Emocional del Organismo

domingo, 24 de enero de 2016

Bloqueos Energeticos en la Unidad de Cuerpo, Mente y Emociones

Es imposible negar la existencia de una fuerza creadora que regula la vida, y ¿qué más concreto para un ser humano que el cuerpo? Todas las manifestaciones vitales son manifestaciones energéticas, y toda perturbación en el funcionamiento energético se expresa en sus aspectos físicos (somáticos) o psíquicos; doble vertiente que apoyada por una perspectiva energética (dinámica) expresa la unidad funcional del cuerpo y del espíritu.
Aunque sólo sea por su valor operativo, conviene hacer hincapié en el paralelismo de esta dualidad constitutiva de la especie humana, no sin buscar sistemáticamente los trazados de los flujos energéticos que la sostienen y la alimentan. Dentro de dicha perspectiva, la energía se manifiesta siempre ligada o representada; simplificando al extremo diremos que se halla ligada a las estructuras biológicas (órganos, tejidos, sobre todo musculares) e incluso en estasis (energía estancada) y que se representa en las formaciones psíquicas, en especial las de carácter.

Así pues, la intervención en el plano terapéutico se define por su incidencia en las estructuras del carácter y la intervención directa sobre el cuerpo (constatación y disolución de la coraza muscular a través del masaje, ejercicios corporales en los diferentes segmentos, etcétera).

El objetivo en los dos casos es deshacer los bloqueos y las fijaciones: tanto las tensiones y las rigideces como las perturbaciones neurovegetativas y las inhibiciones psíquicas, para que el sujeto pueda llegar, en su cuerpo, en sus emociones y en el juego de sus estructuras psicológicas y de percepción; y al sentimiento de una circulación suficientemente buena, fluida y elástica, de la energía.

Lo biológico, el cuerpo, lo psíquico y el carácter, no son nunca aspectos aislados en dominios autónomos, sino que, por el contrario, se inscriben siempre en formas de diferente envergadura, desde las microsociedades como son la pareja y la familia, hasta las amplias agrupaciones como son las naciones y la misma humanidad.

Es muy importante el trabajo que gira en torno a la prevención. Prevención de la neurosis, por supuesto, pero aún más de las biopatías que son perturbaciones masivas con efectos mortales, en donde concuerdan con sus impecables incidencias, las opresiones sociopolíticas, los desequilibrios psicológicos, los cambios emocionales y las perturbaciones orgánicas.

El trabajo preventivo debería incidir en las mismas fuentes, tanto sociales como biológicas y psíquicas de la existencia individual:
1. Intervención en la mujer embarazada para preservar y facilitar una circulación energética "calurosa" entre el útero materno y el feto.
2. Condiciones necesarias para un "nacimiento sin violencia".
3. Preservación de los equilibrios afectivos durante el periodo materno.
4. Acción pedagógica para preservar y desarrollar el mecanismo de la autorregulación: a)la curiosidad, b) la espontaneidad creadora y c) la autonomía en el niño.
5. Toma en consideración leal y franca de la sexualidad en el adolescente, etcétera.

Se trata, en todos los casos, permitir deshacernos del miedo, miedo primitivo que hiela las emociones, pervierte las relaciones, alimentando las rigideces y en última instancia, obstaculiza la energía vital: miedo de vivir, con sus múltiples facetas, pero con idéntica acción mortal.

Se trata de favorecer el principio del gozo de la vida. El principio del goce único, capaz, puede ser, de asegurar a la humanidad su porvenir.

martes, 12 de enero de 2016

Segmentos en Somatosicodinamica - SPD

Existe, desde hace cierto tiempo, la tendencia a tomar en consideración aquellas técnicas que tienen como objetivo el restablecimiento de la vitalidad energética, como son la homeopatía, la acupuntura, la fitoterapia, la dietética, el masaje y de manera general las prácticas corporales.
La mayor parte de dichas terapias se caracterizan por su concepción estrictamente materialista debido a su práctica mecanicista.

La somatosicodinámica considera el soma y la psique como una unidad funcional, haciéndose necesario el equilibrio energético entre las dos partes para asegurar la salud real. Por lo tanto, desde el punto de vista de la somatosicodinámica, es ilógico hablar, sea en términos físicos, sea en términos psíquicos, pues cada manifestación del ser humano va a ser siempre la expresión del funcionamiento energético, la base de la vida.
El fenómeno de la vida es un aspecto visible del concepto energético, influenciado por diversos factores variables del medio ambiente. Por lo tanto, no es posible localizar el equilibrio estático, sino que es más bien un equilibrio dinámico ligado a una dimensión espacio-tiempo; en otras palabras, ligado a la dimensión histórica y ecológica.

El ser vivo, a fin de establecer contacto entre él mismo, los demás y su entorno, dispone de un conjunto de factores de reciprocidad y adaptación. Este sistema dialéctico en su conjunto implica un intercambio energético continuo, de forma que, cuando se bloquea, produce una estasis energética. Dicha estasis o carencia energética provoca manifestaciones corporales y/o en el plano psíquico. La energía estancada llega a ser peligrosa para el cuerpo.
Por lo tanto, no es posible desde el punto de vista terapéutico eliminar estos síntomas actuando unilateralmente, ya sea sobre lo físico o sobre lo psíquico. El síntoma es siempre la expresión de una emoción: la respuesta a una estimulación, una percepción más o menos estresante, sea gratificante o frustrante (principio del placer). Dicha percepción está siempre ligada a la sensorialidad del sujeto.

La Somatosicodinamica SPD, en lo que concierne a la patología clínica, propone la división del cuerpo en siete segmentos:

- Primer Segmento: los ojos, los oídos, a los cuales añadimos la nariz (telerreceptores).
- Segundo Segmento: la boca.
- Tercer Segmento: el cuello.
- Cuarto Segmento: el tórax.
- Quinto Segmento: el diafragma.
- Sexto Segmento: el abdomen.
- Séptimo Segmento: la pelvis.

El tono funcional óptimo de cada nivel es, teóricamente, aquel en donde encuentra su equilibrio la función neurovegetativa y muscular.
Salvo la piel, presente en todo el cuerpo y que siendo de origen ectodérmico se la puede considerar nuestro cerebro exterior, los otros cuatro sentidos están localizados en la cabeza y corresponden a los dos primeros niveles.

A propósito de los bloqueos de los diferentes niveles, que es necesario distinguir entre ellos, como ya hemos señalado, tres categorías bien distintas:

1) Los bloqueos primitivos.
2) Los bloqueos principales.
3) Los bloqueos secundarios.

Conviene añadir que se constatan "correspondencias recíprocas energéticas" entre ciertos niveles, lo que se expresa por los diferentes rasgos caracteriales de un mismo individuo.

El primer segmento muscular -que comprende los ojos, los oídos, así como la nariz que une este nivel al segundo, la boca-, a causa de su función telerreceptora, constituye la puerta de entrada del miedo, lo que ocasiona la angustia, la ansiedad del terror, y a su vez la angustia.
La conexión privilegiada de ese primer segmento con el diafragma (quinto segmento) es evidente.
Otros segmentos tienen cierta vinculación con este último, como veremos más adelante.

El segundo segmento, la boca, tiene una correspondencia directa con la pelvis (séptimo), no solamente en lo referente a la genitalidad, sino también en lo concerniente a las funciones de secreción.

El tercer segmento, el cuello, es el bloqueo principal clásico. Aquí es donde se encuentran todas las defensas vinculadas al instinto de conservación. Es el aliento del autocontrol. También se halla aquí el núcleo más importante de la ambivalencia, lo cual explica la interconexión con el cuarto segmento, el tórax, pero también con el diafragma (quinto segmento), porque el narcisismo -que se asienta en el cuello- conduce al sujeto a realizar esfuerzos masoquistas con una ansiedad que controla para alcanzar sus fines. El hecho de ser incapaz de dejarse ir, de abandonarse (autocontrol), implica igualmente un vínculo con la pelvis (séptimo segmento).

El cuarto segmento, el tórax, es la zona de paso entre los tres primeros segmentos (pregenitales) y los tres siguientes, los seudogenitales. (No existe segmento genital ya que el término genital implica al individuo en su totalidad, sin bloqueo alguno cualquiera sea el segmento...)

El quinto segmento, el diafragma,es el más importante: no hay vida sin respiración y este músculo es un verdadero distribuidor de energía. Es por lo que se halla interconectado a todos los otros segmentos.

El sexto segmento, el abdomen, constituye el puente entre el diafragma y la pelvis (séptimo segmento) que permite la descarga energética fisiológica del orgasmo.
El orgasmo no debe ser reducido a una mera noción de placer, sino más bien de goce, en el sentido pleno, total, de ese término: ¡el gozo!

El séptimo segmento no puede funcionar convenientemente más que a condición del desbloqueo de los seis primeros.

Es importante señalar que al respecto de los segmentos y sus respectivos bloqueos, así como sus correspondencias sólo hacemos una explicación aproximativa.

miércoles, 16 de abril de 2014

Bloqueos Energeticos

El ser vivo es lo que es porque posee una carga energética, la cual comporta una circulación pulsante y un metabolismo propio.

La pulsación energética es cósmica, inscrita en la materia. El aura, la luz que podemos visualizar, incluso fotografiar con el método Kirlian, nos lo demuestra. La materia no-viva no dispone de actividad funcional y su metabolismo energético es solamente catabólico.
Pero, la materia viva posee una carga energética que le hace funcional al tener un metabolismo anabólico y catabólico. Dicho metabolismo tiende hacia la homeostasis.

El equilibrio se expresa a través de los ritmos biológicos naturales, fácilmente perturbados por factores externos.
El cuerpo humano debe ser considerado como una estructura energética que se interrelaciona dialécticamente con el entorno.

Se es ser vivo precisamente, cuando se establece contacto con el exterior y consigo mismo, es decir con lo diferente y con uno mismo. El contacto consigo mismo determina el estado de conciencia, teniendo en cuenta, que dicho estado se adquiere gracias a los receptores propios y externo-receptivos, en el mecanismo de la percepción que deviene de la auto-percepción.
El estado de conciencia sano se activa dialécticamente por una buena relación con el mundo interior y con el mundo exterior: fundamental para el establecimiento de un buen contacto con los demás.
Esta significación de la vida del individuo se expresa en la fórmula "tensión-carga; descarga-relajación", como compulsión energética. Esta fórmula, considerada en sus parámetros físicos, está hoy en día bloqueada parcialmente en la mayoría de los seres vivos, por esta razón no podemos vivirla de manera plena. Si nos preguntamos el porqué de dicha situación, tenemos que decir que esta fórmula de la vida presupone una circulación energética pulsante, sin obstáculos, pero nosotros nos encontramos casi siempre en la situación inversa.

Cuando se estudia el funcionamiento del hombre, es decir, de su cuerpo, es necesario distinguir:
- La vida embrionaria
- La vida fetal
- La vida post-natal

El estrés en la vida embrionaria ataca a los genes. En la vida fetal, a través de la mediación materna, incide principalmente en la piel, en el aparato auditivo y en el de la circulación. El feto puede así tener una simpaticotonía inducida por la madre.

El recién nacido está siempre expuesto al estrés que incide en los cinco sentidos: tacto, oído, vista, olfato y gusto.
Los mecanismos estresantes, cuando se expresan en el feto, se deben a una aportación energética nutritiva deficiente por los tejidos y se manifiesta en malformaciones o también con lesiones orgánicas llamadas enfermedades en el sentido tradicional del término.
En el caso contrario, si es la distribución de la circulación energética la perturbada, la manifestación patológica es de tipo funcional y acontece en la vida post-natal. En este caso, la dinámica del contacto se perturba; dicha dinámica precede al funcionamiento de la sensorialidad.
Desde el punto de vista neuropsicológico, debemos decir que cada estimulación sensorial determina una percepción, la cual podría ser gratificante o frustrante, pudiendo haber una respuesta parasimpática o simpática. Esta respuesta está vehiculada por la circulación sanguínea cuya aportación energética está ligada no solamente a los glóbulos rojos y a las hormonas, sino también, y sobre todo, a los iones plasmáticos que poseen una carga energética específica. Por ejemplo, la adrenalina estimula el simpático cuando en un órgano prevalece la influencia del simpático, pero si prevalece la del parasimpático y los iones potasio, la adrenalina actúa en sentido contrario de manera parasimpaticomimética.

En función de la calidad y de la cantidad de estimulación, la respuesta que viene del interior se exterioriza; a esto le llamamos emoción.
La emoción se expresa o se reprime; se traduce por la contracción o el ablandamiento muscular, siendo responsable del comportamiento.
La imposibilidad de expresar un mecanismo de defensa, por ejemplo la huida, determina el bloqueo del nivel sobre el cual actúa la estimulación.

Distinguimos tres tipos de bloqueos: primitivos, principales y secundarios. El bloqueo primitivo desde el punto de vista biográfico se constituyó el primero, pero para defenderse contra él, el organismo bloquea aún más otro nivel, creando el boqueo principal. Otros mecanismos de defensa, inducidos, en general, por los anteriores tipos de bloqueo hacen su aparición: son los bloqueos secundarios.
Dichos bloqueos son siempre de naturaleza muscular. Si se produjeron al principio de la vida post-natal se fijaron, ya que la memoria emocional está anclada en el aparato neuro-muscular, mientras que la memoria intelectual está ligada a la célula nerviosa misma. Este bloqueo tiene una significación precisa, dando un estigma individual, un rasgo en la personalidad del individuo.


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